En fin, Marianito se entusiasma con el profundo cambio hacia el republicanismo a rajatabla de la sociedad argentina, reflejado por el resultado de las últimas elecciones legislativas.
Es comprensible, no se puede vivir sin esperanza. De algo hay que aferrarse para levantarse todos los días.
De todos modos, creo que tiene razón cuando sostiene que el país necesita dosis masivas de estabilidad y que hace falta encontrar una salida institucional a la crisis:
Si pensamos que los Kirchner han pasado a ser sólo una tozuda insistencia en lo que el pueblo ya repudió, la salida al dilema que hoy enfrentan los argentinos debería quedar en manos de la oposición. ¿Qué podría hacer ella, empero, en estas difíciles circunstancias? Si el atajo "golpista" del pasado ya no existe afortunadamente para nosotros, ¿habría a nuestra disposición otro atajo, esta vez institucional, para salir de la parálisis entre un gobierno apenas residual y una oposición apenas eventual que nos está cercando? Si lo hubiera, ese atajo debería consistir en que la oposición, poniéndose los pantalones largos, diseñara prontamente el horizonte de lo que vendrá.
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