Sep 6, 2009

Justicia progre

Martín Farrell es una suerte de "liberal" estadounidense -realizó estudios en universidades norteamericanas y su estilo argumentativo está inspirado fuertemente en John Rawls y Ronald Dworkin- no marxista pero sí "progre". En lo político es bastante liberal, aunque no he visto jamás una sentencia de su tribunal en que se declare la inconstitucionalidad de alguna de las leyes de emergencia, y se reafirmen los principios liberales.

Pese a ser en forma simultánea profesor de Filosofía del Derecho (desde 1985) y vocal de la Cámara Federal Civil y Comercial desde 1984, ha publicado una serie de libros bien escritos lo que significa que como magistrado su producción es pobre, por la sencilla razón de que el día tiene 24 horas.

Por una de esas corruptelas de nuestro sistema universitario y judicial, un juez que tiene miles de causas para decidir, puede ser a la vez profesor universitario, y a si a la vez escribe libros de dispar mérito, significa que en el desempeño de su función principal trabaja muy poco, y deja la mayor parte de su labor en manos de relatores. La ausencia de fallos destacados de su autoría contrasta con su producción bibliográfica.

Para decirlo en otras palabras y ampliarlo:

1) Farrell, como muchos otros, es un juez que considera más prestigioso y más gratificante ser académico, que desempeñar plenamente el trabajo por el que los contribuyentes le pagamos.

2) Sus principales ingresos provienen de lo que merece para él menor atención. Un camarista federal recibe, en una Argentina empobrecida y comparativamente barata en términos internacionales, aproximadamente U$S 6.000 mensuales libres de impuestos (que equivalen quizás a U$S 20.000 en Estados Unidos), protección policial gratuita -que le corresponde, y no merece mi cuestionamiento- una posición social expectable, mucho mayor que la que tendría por su nivel de ingresos, y una legión de obsecuentes buscando relacionarse con él.

3) Realmente los jueces deberían trabajar mucho en función de las miles de causas que tienen que resolver, pero como sus retribuciones no dependen de su producción cuantitativa ni cualitativa en materia de sentencias, y muchos de ellos dedican su tiempo a otras actividades que les dan lustre intelectual -actividad académica y producción bibliográfica, en que la "corrección política" asegura el éxito editorial- es notorio el contraste entre la formalmente buena construcción de sus libros y la pobreza de sus fallos.

4) Otra de las características de cierto pensamiento políticamente correcto, aunque no sea marxista ni socialista, es la absoluta desconexión con la realidad. Deberían darse un baño de ella, y advertir que su progresismo "caviar" a quienes más desprotege es a los pobres honestos y a la clase media que vive en barrios inseguros.

No sé donde reside, pero por cierto no es en el barrio de Flores donde vivía el asaltado por el delincuente cuya familia fue indemnizada, y cuenta -como debe ser- con protección policial, por su carácter de magistrado judicial.

Espero que no sufra el síndrome "Kunkel" y "Conti", que paraliza a muchos jueces por el temor a que sus pronunciamientos puedan ser cuestionados como favorables a la "represión".

5) Aunque sé que en esto provocaré polémica, sus posiciones "abortistas" -aunque no se defina así, pues no dice que esté bien, sino que es un derecho- están a tono con el pensamiento "liberal" norteamericano, y son del agrado tanto de la izquierda local, como de gran parte de los liberales seguidores de Ayn Rand. Sé que entre los opinadores de este blog hay criterios dispares, pero tengan la seguridad de que en la Argentina de hoy, proclamarse abortista facilita la carrera judicial.

6) Como autor de libros de filosofía del derecho puede opinar lo que quiera, pero como juez -que recibe su remuneración libre de impuestos- debería ser consciente de que su obligación primaria no es el pretendido lucimiento intelectual en el ámbito académico y bibliográfico, sino impartir justicia.

El Profesor Julio

1 comment:

  1. Definitivamente todos los jueces, fiscales, ministros, presidentes, intendentes, concejales, diputados y senadores deberían vivir por ley en un radio no mayor a 3 cuadras de una villa.

    Siempre digo que en Buenos Aires se trabaja toda la vida para vivir lo más lejos posible de una villa.

    No me sorprende para nada su descuido por la gran responsabilidad que tiene.

    Por esta y muchas otras razones, la justicia argentina es increíblemente lenta e inconsistente (por ser generoso).

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