Creo que cada día queda más claro que es imposible que Argentina se convierta en el país moderno y próspero que todos deseamos si no termina, entre otras cosas, con el sistema corporativista.
En ese sentido, es imposible salir adelante con sindicatos que son verdaderas mafias que actúan como poderes paralelos (muchas veces como “poderes” a secas) de la nación.
Los sindicatos en Argentina deben tener el papel que tienen en cualquier país medianamente normal del mundo (ya no hablo del primero) y dejar cuanto antes de ser un medio para extorsionar al gobierno de turno.
No sé cómo terminará el escándalo de los medicamentos falsificados - una muestra más del absoluto desprecio que sienten los capitostes sindicales por sus afiliados -, muy probablemente todo quede en la nada, pero honestamente me encantaría que contribuya a la desaparición de estas mafias como factores de poder.
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