¿Por qué para las clases dirigentes argentinas es preferible la limosna, el asistencialismo, siempre y cuando sea compulsivo y a cargo del estado en cualquiera de sus niveles, a que la gente sea capaz de conseguir un trabajo y se valga por sí misma?
En el caso de la corporación política y de los capitostes sindicales la respuesta es claramente porque viven del clientelismo. El objetivo no es crear las condiciones para terminar con la pobreza extrema en el país sino generar clientes, una masa de votantes cautivos, que dependan directa o indirectamente del estado para sobrevivir.
Una persona capaz de conseguir un trabajo genuino y valerse por sí misma es muy peligrosa. Deja de ser un cliente, por lo tanto es mucho menos manejable, y es capaz de votar a cualquiera, aún a candidatos que propongan terminar con el sistema populista clientelista.
¿Cuál es la respuesta en el caso de la jerarquía católica, de tantos intelectuales, expertos y empresarios? En los países a los que les va como a la Argentina existe una profunda desconfianza, y hasta desprecio, por la gente de a pie. El consenso es que las personas comunes son demasiado ignorantes para saber lo que les conviene y que hacen falta líderes o funcionarios iluminados para mostrarles el camino.
Si el estado argentino realmente dispone de 3400 millones de dólares anuales, sería preferible toda la vida utilizarlos para fomentar el empleo, por ejemplo reduciendo los impuestos al trabajo, para darle la posibilidad a millones de argentinos de dejar de depender de la limosna para sobrevivir.
Nunca una baja del IVA para aumentar el "consumo popular".
ReplyDeleteSiempre regalándole fortunas (créditos en pesos a pagar cuando 1.000.000 de pesos sean 5 dólares) a los amigos del poder.
Y hay gente que te dice que esto es capitalismo.