Es sabido que si el objetivo es reinsertar a la Argentina en la modernidad y tener alguna posibilidad de iniciar un período de crecimiento sostenido, hace falta llevar a cabo una serie de reformas, las tan trilladas “de fondo”. En el momento en que los argentinos se decidan a salir de la edad del pavo ideológica, es necesario avanzar en cuestiones como las leyes laborales, el régimen sindical, el peso del sector público en los tres niveles de gobierno, el financiamiento del estado, la eficiencia del sistema educativo, la relación entre las provincias y el gobierno federal, etc.
Durante los 90, cuando estábamos mal y no teníamos dignidad, se había avanzado en algunas áreas. En su momento se las criticaba por demasiado tímidas, pero a la luz de lo que pasó después, sin duda se trató de avances extraordinarios que requirieron una enorme decisión política. Está por verse si el país recuperará alguna vez el nivel de ingresos e inversión de esos años. A partir del golpe a De la Rúa, el duhaldismo – kirchnerismo no tuvo otro objetivo que volver para atrás con todas las reformas para que el país vuelva a la misma situación de colapso en la que estaba a fines de los 80.
Yo sigo creyendo que tal vez la mejor forma de destrabar estos temas y avanzar con las reformas sea transferir las decisiones a las provincias, en lugar de tratarlas a nivel federal, siempre y cuando antes se avance con un sistema de coparticipación con mayores premios y castigos. Cada distrito debería tener absoluta discrecionalidad para decidir sobre el nivel de gasto público, el sistema impositivo, el régimen laboral y sindical, el sistema jubilatorio, el sistema educativo, de salud, etc. que más le conviene y que sea capaz de financiar.
Cuanto más descentralizado sea el debate y más cercano esté a los contribuyentes, mayores son las posibilidades de avanzar en los temas.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.