El lago de Atitlán ha sido uno de los emblemas del patriotismo guatemalteco. Su belleza y naturaleza incomparables han sido visitadas por cientos de miles de turistas y un pujante comercio turístico se ha desarrollado. Sin embargo, el lento pero constante crecimiento de una bacteria en el lago terminó conviertiéndolo en un pantano [...]
La tragedia de los comunes es una explicación concreta de la manera en que la propiedad pública, en este caso el lago, (“sin dueño”) es utilizado para el beneficio de muchas personas (campesinos, pequeños empresarios, hoteleros, barqueros, pescadores, entre otros) sin que haya ninguna persona encargada directamente de velar por su cuidado, mantenimiento, preservación y regeneración.
Sin embargo, en el caso del lago sí había un responsable de este cuidado y ha fallado en cumplir su rol. El gobierno de Guatemala es el responsable del lago de Guatemala ya que en la Constitución de la República de este país el lago es considerado “dominio público” ie. propiedad del Estado de Guatemala y esta propiedad es, o debería, ser cuidada y preservada por los impuestos que los guatemaltecos pagan. Lo anterior fue establecido en la Constitución de Guatemala [...]
Todos los individuos están motivados por el interés personal de cuidar sus propiedades y maximizar de manera racional los usos que del mismo pueden hacer. Así, los hoteleros que viven del lago han dicho que desde que construyeron sus negocios fue considerada la protección del lago como indispensable y ellos ya cuentan con plantas de tratamiento. Así que no son todos los “ricos” y empresarios que lucran del lago los culpables de esto. Quizás si lo sean algunos dueños de chalets que no tienen plantas de tratamiento.
Sin embargo, los pueblos y aldeas pobres que rodean el lago nunca han tenido la capacidad económica de construir plantas de tratamiento, carecen de la educación para saber las consecuencias de los desechos que por décadas han depositado en el lago y, más importante aún, nunca han tenido los incentivos de preocuparse por el “nahual” del lago pues estaban confiados en que “el gobierno u alguien más debía hacerlo por ellos”.
Así, esta tragedia es responsabilidad de los habitantes que viven alrededor del lago y han esperado, sin escuchar eco, que alguien cuidara y limpiara los desechos que producen. Como corolario, los gobiernos que han estado ocupados en gastarse el dinero en pan y circo también deberían ser responsabilizados.[...]
Estos muchachos neoliberales... cuando aprenderán que es muy poco políticamente correcto esto de responsabilizar a los pobres y al gobierno por la contaminación. Es menos problemático culpar por default a los empresarios hoteleros... si no, Greenpis no los va a apoyar nunca.
Nosotros tenemos nuestro Riachuelo como caso emblemático de la tragedia de los comunes, entre otras tantas cosas.
ReplyDeleteLa culpa es del neoliberalismo depredador de los recursos naturales. Y de Menem.
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