Nov 1, 2009

Pasa hasta en las mejores familias

Carlos Alberto Montaner se pregunta cómo pueden los uruguayos haber votado a Mujica para presidente:

Mujica es un revolucionario. Alguien que, a regañadientes, ha tenido que someterse a las reglas del modelo republicano porque su bando perdió la guerra fría. Simpatiza con la dictadura de Fidel Castro. Es amigo de Hugo Chávez. Nunca ha podido descolgar el póster del Che Guevara. Detesta las formalidades y los reglamentos. Le parecen camisas de fuerza burguesas. Su ideal no está en el Código Civil, que le resulta muy aburrido, sino en las tonterías que escribe su compatriota Eduardo Galeano. Eso es muy grave. Así no se puede contribuir al bienestar y el desarrollo de una sociedad. Si no se entiende que la prosperidad material y la estabilidad social dependen, fundamentalmente, de la calidad de las instituciones de derecho, todo es inútil.

Mujica tampoco sabe cómo se crea o se malgasta la riqueza. Su generación --al menos el enorme segmento radical al que pertenecía-- creció creyendo en que la pobreza y el atraso latinoamericanos eran la consecuencia de la codicia de los depredadores imperialistas y de sus cómplices y lacayos nacionales, y nunca tuvo tiempo ni sosiego para rectificar ese colosal error intelectual, afincado en las supersticiones marxistas, disparate que llevó a los más temerarios a secuestrar y matar adversarios ideológicos. ¿Qué otra cosa se podía hacer con unos crueles vampiros dedicados a succionar la sangre de ``las venas abiertas latinoamericanas´´?

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