Me imagino que todavía se acuerdan del “tren bala” kirchnerista.
Juan Carlos De Pablo trata de meter alguna cucharada de racionalidad en el delirante festival voluntarista de la Argentina nacional y popular.
Sigo insistiendo con la pregunta, ¿de dónde creen que va a salir la plata todos los que proponen volver a crear decenas de empresas públicas?:
¿Adónde voy con todo esto? Dios creó a los economistas para que le recordemos a la humanidad que los recursos son escasos, y tienen usos alternativos. Consiguientemente, las costosísimas fantasías implican que los recursos que se emplean en llevarlas a cabo, no están disponibles para encarar alternativas más sensatas.
En el caso del transporte, ignorar la estructura resultante de décadas de decisiones, como si estuviéramos comenzando de cero, es una barbaridad. Los camiones y los ómnibus llegaron para quedarse. Esto no quiere decir que no haya nada que hacer, quiere decir que hay que ser específico, no global. Y que junto a la fantasía, hay que hacer algunos números antes de adoptar las decisiones.
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