Jan 17, 2010

Misterio resuelto: es estupidez

Y la estupidez humana, sabemos, llega a niveles absurdos a veces.

Uno pensaría que en países pobres como el nuestro, en los que pululan en las calles chicos aspirando pegamento, limpiando parabrisas, mendigando monedas, etc, las leyes estarían escritas para incentivar a gente de países ricos a venir a adoptar chicos y llevarlos, cuanto más lejos mejor. Win win situation.

Para nada.


Haití, el país más pobre del hemisferio, no es una excepción. Y con todo lo que pasó la semana pasada, no sólo es más difícil que nunca traer un chico de Haití hoy, sino, hay miles de personas que tenían todos los papeles hechos desde hace tres años (eso es lo que lleva hacer el trámite cuando uno es MUY afortunado) y ahora tienen que empezar de nuevo el trámite.

Les conté hace un tiempo (sorry, no encuentro el link... thanks a lot, Google) que una pareja amiga trajo una bebé se Etiopía. Sí, ese país de Africa. Resulta que el gobierno de Etiopía les exige que manden un reporte todos los años contando la evolución de la nena. Gente que vive en California le tiene que dar explicaciones a las autoridades de Etiopía. Si fuese yo, les mandaría un sorete por Fed Ex.

Cómo se puede entender el primitivo razonamiento de esta gente que no puede ver algo tan simple como que HAY QUE AGILIZAR LOS TRAMITES para que salgan estos chicos. Sí. Puede que muchos tengan la mala fortuna de caer en una familia mal constituída. Pero, por el amor de dios, cuanto peor puede ser a la realidad que les espera en su actual condición?*

(*) Que se entienda, no estoy hablando de sacar en helicópteros a todos los chicos de Haiti, o de separar familias... este post se refiere a la particular situación de chicos de la calle, o chicos en orfanatos.

4 comments:

  1. Muy bueno el artículo, Ramiro...pero por favor, sacá ya el acento de "estupidéz"!

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  2. Yo creo que lo comenté alguna vez por acá. Nunca me quedó claro del todo. En Argentina no existe la adopción internacional (o no existía) y adoptar es una aventura burocrática no apta para cardíacos. Es de las sociedades que prefiere que los niños que sobran pululen por las calles mendigando, hurgando tachos de basura o como carne de cañón de cuanto pederasta anda suelto.

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