La Guerra de los Clones nac & pop

¡ZIMBABWE!

Varios "comunicadores sociales" devenidos recientemente en anti-kirchneristas (siempre atentos a la dirección del viento) nos tratan de explicar que la década de irracionalidad y autoritarismo está llegando a su fin y que una tsunami de racionalidad limpiará a la Argentina de su pasado irredento, tal como parece haber pasado en Chile, Perú, Uruguay, Brasil, Colombia y hasta México.

Montados en la cresta de esa tsunami, nos dicen, vendrán surfeando alguno o varios líderes de la "oposición", los que ya han o habrán comprendido cuáles son las causas de los males que aquejan a nuestro país.

Observemos, pues, en qué anda la "oposición" mientras su llegada al poder se entrevé en el horizonte.

"Después de seis años de ocupar un papel testimonial casi irrelevante ... a la oposición le llegó su hora. ... arremeterá de inmediato con una agenda legislativa que hará temblar a la Casa Rosada.

En materia fiscal, la oposición impulsará un reparto más equilibrado de los recursos públicos con las provincias, hoy asfixiadas por deudas y déficit ... figura la coparticipación del impuesto al cheque y del Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), que significan nada menos que 34 mil millones de pesos anuales."

El prócer del antikirchnerismo, Julio Cobos, "recordó que, en San Nicolás, él había pedido una ley alternativa, que incluyera un mayor reparto de recursos con las provincias y no solamente el uso de reservas para pagar deuda."

"Lo que hizo el radicalismo lo tendrían que hacer todos los partidos: empezar a hablar de políticas públicas y tratar de dar respuestas a la gente, porque de eso se habló en San Nicolás".

¿Cuáles son las propuestas de la oposición?

Pues son las mismas que del oficialismo. Se diferencian en minucias, en conseguir el apoyo de los senadores prometiendo a los gobernadores repartir algunos impuestos, para poder sostener el despilfarro provincial, no sólo el nacional.

En no sólo usar las reservas para cancelar deuda (y así evitar el "ajuste") sino también para que las provincias puedan enjugar sus eternos déficits.

Nadie pone en duda la quema de las reservas en la hoguera del gasto público descontrolado, nadie habla de devolverles sus ahorros a los futuros jubilados, nadie habla de favorecer futuras inversiones, nadie habla de abrir la economía a la competencia, nadie, nadie, nadie siquiera sugiere la posibilidad de bajar los impuestos, ni siquiera los distorsivos como el impuesto al cheque ni los confiscatorios como las retenciones. Nadie habla de administración eficiente de recursos, de decidir en qué se puede gastar y en qué no, de cómo atraer inversiones, de cómo pagar la deuda, de cómo sacar de las calles a los delincuentes, de cómo mejorar nuestras relaciones con nuestros vecinos y con el mundo, de cómo terminar (otra vez) con la inflación.

Sólo se habla de la famosa "puja redistributiva", de cómo repartir la torta de recursos e ingresos del ejecutivo federal. No es que se pueda culpar a los políticos, proponer otra cosa es el suicidio político. Pregúntenle sino a López Murphy.

¿Adónde están las propuestas comparables a las uruguayas o las chilenas? ¿Alguien con siquiera la menor chance de llegar al poder las sugiere, aunque más no sea?

Las mismas políticas públicas dentro de un marco institucional un poco más ordenado ya se han aplicado en la Argentina ... entre 1984 y 1989, con los resultados que todos conocemos.

¿Esa es la salida? ¿Esa es la racionalidad que nos sacará de la decadencia?