Feb 3, 2010

Orden y progreso

Más allá del delirio tercermundista (no se trató tanto de la subida del real sino de la caída del dólar), las declaraciones del ministro de hacienda brasilero marcan un contraste extraordinario con la prédica de la devaluación permanente que campea en Argentina:

El real es una moneda fuerte porque Brasil es una economía fuerte y la moneda refleja la solidez de la economía.

En la nube de gas intestinal que pasa por la realidad en Argentina es exactamente al revés. Cuanto más vil la moneda, más sólida y pujante es la economía.

5 comments:

  1. Acá en Sao Paulo, hablando con varios brasileños, todos coincidían en que el gobierno de Lula es asquerosamente corrupto, que hizo un trabajo clientelista fino subsidiando la pobreza para perpetuarla, los impuestos a los bienes son delirantes y que es muy probable que gane la oposición (Serra). Como ejemplo, pensá que el mismo Honda Civic que se fabrica en Brasil, en la Argentina lo venden a 24.000 dólares y en Brasil a casi 40.000 dólares. Un delirio.

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  2. Es lo que vengo diciendo en el blog desde hace años y lo que me cuentan mis amigos brasileros. Es un modelo corporativista más prolijo y con un mercado interno más grande.

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  3. Es que en Brasil lo deben conocer muy bien.

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  4. Tal cual, Rothbard. Me animo a decir que el modelo brasileño es peor que el argentino: impuestos más altos y más complejos (sí, aunque parezca imposible), proteccionismo a full, clientelismo. Pero, como bien dice Louis, es más prolijo y con un mercado interno más grande.

    El hecho de tener una moneda fuerte es lo que más o menos compensa los altísimos impuestos y el enorme nivel de proteccionismo, y hace que dentro de todo en Brasil se pueda vivir con un poder adquisitivo normal para lo que es América Latina. Si, encima de todos esos males, tuvieran una moneda devaluada como la nuestra, directamente sería inhabitable.

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  5. La diferencia estuvo en que en 2002 Brasil no defaulteó y bajó el gasto público por varios años para ello, manteniendo un superávit fiscal (primario) no dibujado.

    Esa es la pequeña gran diferencia.

    Después vino el aluvión de los precios altos de commodities.

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