Acá en Québec es ampliamente conocido que el sector de la construcción es una mafia terrible. Te lo dice todo el mundo. El gran problema, como de costumbre, son las relaciones con el sector público.
En estas semanas el tema empezó a ocupar los titulares de diarios y noticieros. No sé bien por qué.
El último escándalo es la cantidad de funcionarios del sindicato de la construcción de Québec con parientes (esposas, hijos, hermanos, etc.) que ocupan cargos de peso en el ente oficial que regula el sector.
Yo creo que tiene que ver con las ambiciones electorales de los pibes del PQ, que ya se prueban la banda después de 8 años de gobierno liberal. Hacen todo lo posible por endilgarle el muerto a Charest (no digo que no tenga nada que ver), a pesar de que los sindicatos de la provincia son al PQ lo que los de Argentina al peronismo.
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