Se los digo honestamente, no encuentro motivos objetivos para ser optimista sobre el futuro del país.
Sigo creyendo que no hay salida si las clases dirigentes, incluida la corporación política, no alcanzan consensos de mínima acerca del piso de racionalidad sobre el que va a funcionar el país. En ese sentido, el resultado de las elecciones debe resultar absolutamente indiferente, como pasa en Chile y en menor medida Brasil y Uruguay.
Lamentablemente, la clase dirigente, incluyendo al 90% de la corporación política, parecen haber alcanzado un consenso que va exactamente en sentido contrario. Gane quien gane las elecciones, pueden estar seguros de que el populismo clientelista en lo político y el corporativismo estatista en lo económico no se tocan.
Algunos se entusiasman pensando que tal vez el país esté viviendo las horas más oscuras que suelen darse justo antes de que amanezca. Hablan de un Urquiza del siglo XXI.
El problema es que aún si es cierto, el país volverá a ser salvado por un hombre providencial. El futuro de millones de argentinos seguirá dependiendo de la voluntad política de un presidente.
Y para colmo, nadie me ayuda a terminar mis 20 verdades cangallistas...
ReplyDelete(hablando en serio, si, yo veo lo mismo, estamos muy muy mal)
Hombre providencial, grupo de poder providencial o cambio de mentalidad de la ciudadania, son las unicas tres alternativas. La número tres, yo no la voy a ver y espero que mis hijos la esperen bien lejos. Asi que rezo por alguna de las otras dos.
ReplyDeleteGeneral, muy bueno, lo voy a enlazar.
ReplyDeleteComplicado, Salvador.
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