Mar 5, 2010

(Viene de acá)

Pero ahora, si nos planteamos como objetivo ver en la Argentina una democracia liberal de acá a diez años, me duele decirlo pero es totalmente imposible.

Ni el Gobierno lo quiere, ni la oposición lo quiere, y aún si lo quisieran, al Gran Pueblo Argentino Salud no le gusta la idea. Todavía.

Como bien decís, no está en el ánimo de la oposición hacer todo lo que enumeraste, y si lo intentara, colapsaría por la bolsa de gatos que es. No podemos reclamarles lo que no quieren hacer y lo que ni podrían en caso de quererlo.

Además, si no existió el clima en 2008 para rechazar la estatización de Aerolíneas, ¿qué nos puede dar la esperanza de que exista ahora en 2010 para reprivatizarla o liquidarla, por más minoritario que haya quedado el kakismo en ambas Cámaras?

Lo que sí me pareció bien es el arranque que tuvo la oposición en estos días. Correrlo con la vaina a Boudou, afilar el hacha para decapitar a Marcó del Pont, mandar al rincón a la banda de Pichetto. Comparto lo que decís sobre el impuesto al cheque, pero reconozcamos que sin ser el paso adelante que nos gustaría, no deja de acercarse a lo que buscamos el que los fondos estén en manos de las provincias y no del Estado central. ¿Sigue siendo por coparticipación? Desgraciadamente sí. Pero primero que la plata esté en las provincias.

Tenemos que pelear las batallas que podemos ganar. Si tenemos a los alemanes a las puertas de Moscú, plantearnos un contraataque para llegar al toque a Berlín es imposible, inviable y una receta para el fracaso. Primero los tenemos que hacer retroceder a Smolensk. Los seguiremos teniendo dentro de nuestro territorio, pero los habremos mandado pa'trás y más cerca de la puerta.

Analicemos el problema al que nos enfrentamos: tenemos un Estado voraz, descontrolado, ineficiente y virtualmente dictatorial. En estos momentos la batalla que se puede pelear es la batalla para que al Estado ya no le queden resortes dictatoriales. Es la batalla que se puede ganar porque hay consenso en la sociedad. Cuando termine, nos quedará un estado voraz, descontrolado e ineficiente, pero al menos no tendrá las sondas anales que le montaron los Kirchner. Es un paso adelante.

Si el liberalismo requiere que haya una sociedad racional con respeto hacia las leyes y procedimientos, intentarlo en medio de la anarquía, del desparpajo y del delirio argento es imposible. Tratemos de sentar las bases. Que el debate argento sea sobre las formas y no sobre el fondo es deprimente, pero si uno de los juegos de formas en disputa es más favorable al liberalismo y el otro no, por más que nuestros compañeros de ruta sean los muchachos de la Coalición Cívica y otros antiliberales, acompañémoslos en esta vuelta.

Si como se planteó acá, lo que la oposición ofrece es kirchnerismo más prolijo y sin Kirchner, reconozcamos que es lo mejor que se puede hacer. Cuando tengamos eso, que es mejor (o menos peor) que lo que tenemos ahora, podremos hacer más en base a las posibilidades que se abran.

Por último, el método de aprendizaje del argento es el dolor. Como bien dicen por acá, se trata de una cuestión testicular. Si hacen falta mil Recalditos, mil vuelos a Montevideo para amigos o viajes cada hora entre Buenos Aires y Caracas para que la Argentina se dé cuenta de que Aerolíneas es un pozo negro de corrupción e ineficiencia, que vengan todos esos desastres y más todavía.

Si la política y la economía es una cuestión testicular para la Argentina, entonces que sobrevengan las patadas en los huevos porque a lo que podamos decir nosotros no le van a dar pelota hasta que los tengan enrojecidos y sangrantes.

Ahí nos darán un poco más de bola y tendremos mejores posibilidades. Ya pasó una vez en 1989 y puede volver a pasar. Sabiendo por qué fracasó, lo podremos evitar la próxima vez.

Perdón por el largo, pero me embalé.

Mayor Payne

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