Este post de Max me hizo acordar a mi experiencia con el Mantecol.
Cuando era chico, mi viejo solía comprar los potes de plástico, el que venía con nueces. No sé si se acuerdan. A nosotros nos encantaba. Si mi vieja no ponía límites – nos servía una laminita a cada uno - nos bajábamos uno de un saque.
Una día le rompí tanto los quinotos que me dejó el pote y me dijo “comé todo lo que quieras; pero después ni me digas si te enfermas, porque encima de todo ya vas a ver lo que te va a pasar”.
Creo que alcancé a comer la mitad antes del relajo total. No vomité para evitar represalias de mi progenitora. Recién pude volver a probarlo ya de grande y en cantidades muy limitadas.
A mi me encanta. El mejor es el que se vende fraccionado en los supermercados, es mucho más fresco.
ReplyDeleteme paso algo similar con los churros.. puaj
ReplyDeletenunca pude volver a comer uno, o algo parecido como una torta frita
¡Qué ricos los churros!
ReplyDeleteMantecol con queso crema. Excelente para relleno de tortas... y lo que se les ocurra...
ReplyDeleteSi hay algo que extrañé de la Argentina es el mantecol.
ReplyDelete¡Y encima familia y amigos te mandan dulce de leche que se consigue facilísimo!
Nunca llegué a empacharme de algo, y Dios sabe que lo intenté.
Mantecol con coca cola, el must.
ReplyDeleteHace unos años me compré una caja gigante de los bocaditos bañados en chocolate.... me durò lo mismo que un suspiro en una canasta....
Muero por el mantecol.