¿Para qué detenernos en tonterías?

Una parada innecesaria

Si todos sabemos que el Congreso de la Nación es una institución que sólo cumple las funciones de darles a los contreras un lugar donde donde derramar su hiel, de contar con un lindo recinto para dar discurso una vez por año y de generar innumerables puestos de trabajo:

"El Gobierno usa los DNU para dictar medidas positivas de beneficio directo a la gente. Por lo cual la Justicia no podrá impugnarlos", argumentaba ayer un alto funcionario en los pasillos de la Casa Rosada. Podría ser el discurso de la Presidenta.

Decía que por lo general los decretos de ese tipo se utilizan para otorgar aumentos de haberes, jubilaciones, recursos fiscales a las provincias o para instrumentar el programa de asignación universal por hijo.

Y esto responde, por supuesto, a la visión maniqueísta y autoritaria de la abrumadora mayoría del pueblo argentino.

El poder ejecutivo, en manos de los redentores, hace todo en "beneficio directo de la gente" y quienes se le oponen no son más que antipatrias, corruptos comprados por los "oscuros intereses" y cosas semejantes. Cuestionar la repartija es estar contra el pueblo, no hay vueltas.

Pero quedémonos tranquilos, la "oposición" enarbola bien alto los estandartes de la república, como está expuesto en el mismo artículo de Pravda a continuación del párrafo de arriba:

Sin embargo, también los DNU se utilizaron para cuestiones más opinables. El más recordado en ese sentido fue el que dispuso utilizar reservas del Banco Central para pagar la deuda pública, y luego otro para intentar el despido del entonces presidente del BCRA Martín Redrado.

Ni hablar, tomar reservas del BCRA para pagar la deuda es mucho pior, mucho "más opinable" que repartir a dos manos los recursos que el estado se apropió. No por alguna oscura razón leguleya, sino porque repartir en "beneficio directo de la gente" es hacer patria y pagar deuda es traición a la misma.

Los que piensen que la "oposición" representa algún tipo de salida para la Argentina, tienen que pensar en el famoso cuento:

Tres exploradores recorrían la selva en busca de tesoros y civilizaciones perdidas, cuando fueron secuestrados por una tribu local de indígenas que vivía por ahí cerca.

Llevados ante el jefe de la tribu, el primer explorador tuvo la oportunidad de decidir su destino.

- Dunga-dunga o morir? – preguntó el jefe indio, a lo que el explorador respondió casi sin pensarlo: - No sé que es dunga-dunga, pero seguro que es mejor que morir. Dunga-dunga!

- Muy bien – dijo el indígena con una sonrisa, a lo que escoltó al explorador a una choza donde fue repetitivamente sodomizado por todos los integrantes varones de la tribu.

Dolorido, angustiado, pero vivo, el explorador abandonó la aldea.

- Dunga-dunga o morir?

El segundo explorador tuvo su oportunidad de escoger, y razonando de forma similar a su anterior amigo, respondió de forma insegura:

- Dunga-dunga...

A lo que también fue repetitivamente sodomizado por toda la tribu, y dejado en libertad.

- Dunga-dunga o morir?

El tercer explorador, en cambio, respondió orgulloso:

- Prefiero morir antes que me hagan eso!

- De acuerdo – concedió el jefe indio. – Morir. Pero antes... Dunga-dunga!