Todas las ideas de izquierda son muy lindas, el único problema que tienen es que no funcionan.
Me cuesta mucho entender por qué la mayoría de los intelectuales son de izquierda, siendo que en cualquier régimen izquierdista lo primero que se afecta es la libertad.
Lo único que hace progresar a los pueblos es el trabajo productivo.
Si para producir un artefacto se emplean a 100 personas, se necesitarán 100000 para almacenarlo, administrarlo, transportarlo y comercializarlo: el famoso argumento de 'las fuentes de trabajo' es falso, y la importancia de la 'industria nacional' está obviamente sobredimensionada.
Si para producir algo tengo que poner barreras arancelarias y eliminar la competencia, lo único que hago es condenar al mercado local a ser cautivo de una asociación ilícita entre empresarios complacientes, gremialistas acomodaticios y gobernantes corruptos.
El proteccionismo siempre deriva en pobreza.
La riqueza de las naciones es producto del ejercicio de la libertad (política y económica); todo lo demás es falso.
El grado de corrupción de un país está en relación directa con la intromisión del estado en las actividades: cuanto menos participe, menos corrupción existirá.
Los gobiernos populistas se desesperan por aplicar medidas que siempre fracasaron, fracasan y fracasarán.
La democracia no es votar de vez en cuando, sino la cara política del pensamiento liberal, que no es otra cosa que una visión del mundo que parte de la humildad y la incertidumbre.
Todos los 'planes', 'modelos' y demás engendros económicos someten a los ciudadanos a los caprichos de los burócratas y a las ideas mesiánicas de los gobiernos de turno, empobreciéndolos.
La intervención del gobierno en los mercados a través de absurdas distorsiones termina produciendo ruina y miseria; siempre fué, es y será así.
Yo no tengo ideología, en el sentido de poder dar una respuesta a todos los problemas, porque confío en la libertad, y en nada más.
Pero estoy convencida que el capitalismo fue un invento sensacional, que sacó a la humanidad de la misera crónica en que estaba sumergida.
Me encanta el progreso, y no estoy dispuesta a ir para atrás.
Raquel Reznik
Amén.
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