No es para nada lo mismo que estar a favor de algo. Oponerse es mucho más fácil.
Parientes y amigos en Argentina me comentan que es imposible encontrar a alguien que no hable pestes de la esposa de Kirchner (no sé si pasa lo mismo con el Néstor).
Ya lo comenté alguna vez por acá. Me parece que a muchos argentinos los une el espanto por los Kirchner. Y muy poco más.
Ahora que intuyen/imaginan/esperan que ya están de salida, vuelven a aparecer las diferencias, que en la mayoría de los casos son considerables/insalvables.
Es muy complicado porque sacarse a Kichner de encima va a ser la parte menos problemática de todo el proceso. Lo peliagudo va a ser ponerse de acuerdo sobre los consensos de mínima que hay que alcanzar para que el país deje de ser un manicomio administrado por los pacientes.
Sigo creyendo que antes de preocuparse por lo que viene después de la modernidad, deberían trabajar para que Argentina se inserte definitivamente en ella.
Vamos a ver si están a la altura de las circunstancias.
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