Todos los gobiernos son reyes Midas al revés

En ese sentido tienen una eficiencia fantástica: todo lo que tocan los convierten en merda.

Cuando un argento, o un habitante de cualquier país al que le va como Argentina, pone a Suiza, Alemania o Canadá como ejemplos de sectores públicos eficientes en realidad lo que está haciendo es notar que las economías de esos países tienen un nivel de eficiencia y productividad tan alto que, aún si la eficiencia y la productividad del sector público es una fracción de la del sector privado, siguen siendo más altas que la eficiencia y productividad promedio de la economía de un país como Argentina.

A menos que la idea sea rezar para que aparezcan políticos y funcionarios iluminados, la única manera de poner algún límite al efecto destructivo del estado es limitarlo a la menor expresión posible. Defensa (fuerzas armadas), seguridad (policía), justicia y paren de contar.

En ese sentido, la idea debería ser exactamente al revés de la que campea en países a los que les va como Argentina. Para ponerlo en términos caros al imaginario nacional y popular: todo sector estratégico para el país es demasiado importante para condenarlo al nivel de incompetencia del estado.