Ya durante el gobierno de Juan Perón, Civita vendió sus acciones en Papel Prensa a David Graiver.
Al morir el banquero, en agosto de 1976, y dadas las crecientes deudas financieras que afrontó el Grupo Graiver -que incluyó el colapso de sus bancos en Estados Unidos y Bélgica y reclamos por US$ 60 millones de la época- su familia comenzó a vender sus activos.
Fue entonces que Papel Prensa fue ofrecida por sus dueños a Fapel, que hizo una oferta por esas acciones, mientras que los Graiver también vendían los bancos Hurlingham y Comercial de La Plata.
La operación por Papel Prensa, en tanto, se concretó el 2 de noviembre de 1976.
Fapel compró las acciones a Galería Da Vinci -una empresa del grupo Graiver-, y a Rafael Ianover -testaferro de David Graiver-.
Pero nunca se concretó la adquisición de las acciones de la sucesión del banquero, abierta por Lidia Papaleo en representación propia y de su hija, Sol Graiver, porque el juez que debía aprobarlo nunca se expidió.
De este modo, Lidia Papaleo no participó jamás de de las operaciones de compraventa.
En total, los diarios pagaron US$ 7,3 millones por la planta de San Pedro, que sólo estaba en construcción y todavía no producía papel.
También pagaron 500.000 dólares a un primigenio accionista, Luis Rey, que cuestionaba la venta que él mismo había hecho de sus acciones a Galería Da Vinci.
A valores de hoy, aquella suma equivale, hoy, a unos US$ 29 millones por el 34,68% del capital.
Por entonces, la planta estaba en construcción y la compañía en sí, endeudada.
El diario La Opinión, que dirigía Jacobo Timerman y del que David Graiver había sido socio hasta su muerte, además de financiar ese periódico, afirmó en enero de 1977: "La operación es ventajosa para los Graiver".
A partir de marzo de 1977 -es decir, al año siguiente de la compraventa- serían detenidos los integrantes del Grupo Graiver.
Mientras tanto, la planta de San Pedro estaba en construcción.
Sólo dos años después de aquella compra, en 1978 -y tras una inversión adicional en la fábrica de US$ 140 millones de la época, lo que equivale hoy a unos US$ 490 millones- los diarios pusieron en funcionamiento la planta.
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La Justicia nunca encontró vínculo alguno entre la detención de los Graiver y Papel Prensa.
La compra también fue investigada, ya en democracia, por el entonces fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Dr. Ricardo Molinas, quien determinó que los diarios compraron la empresa como terceros de buena fe.
Por alguna razón que desconozco, el artículo no hace mención al feroz reclamo de los Montoneros, que querían que Lidia Papaleo les devolviera inmediatamente la plata que ellos habían malamente conseguido mediante los secuestros extorsivos y los robos, y que le habían confiado al bueno de Graiver.
Tampoco dice que las acciones de PP que estaban en el sucesorio fueron en ese momento fagocitadas por el Estado, el mismo que después (en la época de Alfonsín) generosamente (con U$s 84 Millones) indemnizó.
Y ni una palabra de la fábrica de armas que los montos instalaron en Líbano -con el saldo líquido- a la que justo antes de empezar a producir, Israel se encargó de pulverizar hasta los cimientos, en pocos minutos, con toda la basura inmunda adentro, obvio.
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Raquel Reznik
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