Aún saliendo del estado de locura actual, va a ser muy complicado.
Cuando llegue el momento de pagar los platos rotos del experimento populista, la culpa será del capitalismo salvaje, el neoliberalismo y el “consenso de Washington”:
La inseguridad jurídica y la incertidumbre sobre las reglas de juego del futuro tienen su manifestación más elocuente en el proceso inflacionario. En un mundo en el que la inflación ha prácticamente desaparecido, que Argentina sufra una inflación anual del 25 al 30 % aún cuando mantiene congelados y subsidiados muchos precios de bienes y servicios públicos es una suerte de preanuncio de cambios futuros en las políticas monetarias y fiscales, que, aún cuando estuvieran bien direccionados, impondrán costos económicos y sociales que los poderes corporativos tratarán de hacer soportar a los sectores menos organizados de la sociedad. Es prácticamente imposible predecir cuánto tiempo (y con qué distribución de costos y beneficios) demandará un proceso exitoso de reestablecimiento de la estabilidad monetaria y de precios.
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