Me hace gracia cuando los defensores del “modelo” te aclaran que el país recibe inversiones. Gente dispuesta a invertir va a haber siempre. El problema es que los plazos y retornos esperados con el nivel de discrecionalidad que se maneja en países a los que les va como Argentina, más allá del tráfico de drogas y armamento, está reservado a un puñado de sectores legales:
Un país en donde un secretario de Estado puede decidir, por una orden telefónica y al margen de la ley y las normas vigentes, los destinos de un negocio o la rentabilidad de una empresa; en donde, por una simple resolución de un ministro del gabinete cambian las alícuotas impositivas; en donde la interpretación de las leyes por parte de los jueces varía con gran amplitud de juez a juez; en el cual muchas normas son retroactivas, es un país en donde hacer negocios de manera honesta, o relativamente honesta, es más costoso y más riesgoso. Por lo tanto, a todo proyecto de inversión en tal país, supongamos, la Argentina, cualquier inversor local o internacional le pide una ganancia que compense, no sólo el negocio “normal”, sino la probabilidad de que dicho negocio cambie por modificaciones imprevistas de las reglas. Por lo tanto, si un negocio tiene que “rendir” mucho más que lo habitual, eso significa que muchos proyectos no se hacen o que una parte importante de esa rentabilidad extraordinaria se obtiene pagando menores salarios que en otras condiciones. Dicho de otra manera, como para invertir en un país imprevisible hace falta una rentabilidad extraordinaria, se concretan menos proyectos que los que habría en otras condiciones. Por lo tanto, si todo lo demás no cambia, menos proyectos concretados es menos demanda de trabajo. Y los que se concretan, para que esa rentabilidad extraordinaria se produzca, pagan salarios más bajos a fin de remunerar más el capital invertido.
¿Tan difícil es entender esto?
ReplyDeleteEn países como Argentina, hay que estar muy loco para invertir, o que tus amigos en el poder te garanticen una renta segura, por lo menos en el tiempo que ellos se mantengan.
El problema es que va en contra de todo lo que predica el corporativismo prebendario.
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