Cuando hay inflación, quien más y quien menos, roba a, y es robado por, otras personas… y el gobierno roba a todos.
Se trata de un robo encubierto, un robo del que las víctimas se dan cuenta recién después de un tiempo.
Cuando ello ocurre, quienes han sido robados sienten el impulso de tomar revancha… robando a otros, hasta que estos últimos se den cuenta y reaccionen de la misma forma.
Y, así sucesivamente, la enfermedad se va haciendo más y más contagiosa.
Más virulenta y más cruel.
La inflación lleva a que funcionen cada vez peor las instituciones que deberían organizar la vida en sociedad.
La inflación atenta contra la determinación por el Congreso Nacional de qué impuestos y a que tasas impositivas deben pagar los contribuyentes.
La inflación se constituye en un impuesto no legislado que pagan todos los que tienen algún ingreso monetario en la sociedad.
La inflación atenta contra la justicia, no sólo en materia económica, sino también en materia de delitos contra la sociedad, como los que cometen los funcionarios corruptos y las personas que tienen suficiente capacidad y falta de escrúpulos para corromper a los funcionarios públicos.
La inflación esconde los actos de corrupción y les brinda impunidad.
La inflación alienta la organización corporativa de la sociedad y corroe los mecanismos de la democracia participativa, en la que el ciudadano y no las corporaciones tienen influencia decisiva en las decisiones políticas de sus representantes.
Quienes mas pierden son los ciudadanos que no se organizan corporativamente para defender los intereses de su sector y evitar ser víctimas de la puja distributiva despiadada.
La gestión política de los Kirchner va a quedar en la historia como un ejemplo de los estragos que causa la mentira en la política, con lo que se transformarán en los gobiernos responsables no sólo de haber re-introducido, a través de la inflación los estragos económicos de la mentira, sino de haber transformado a la mentira sobre prácticamente todos los temas, desde la supuesta defensa de los derechos humanos, las estadísticas de precios y de pobreza y ahora, la supuesta comisión de delitos de lesa humanidad por empresarios periodísticos, en una herramienta política que causará estragos peores que los que ya produce la inflación.
Se trata, ciertamente, de una combinación muy peligrosa.
Así como el engaño introduce mecanismos muy destructivos para la vida económica, la mentira como principal herramienta de conquista y acumulación de poder político lleva a la destrucción de las instituciones republicanas y al debilitamiento de la vida democrática del País.
Un grande el Mingo.
ReplyDeleteParece mentira, pero para explicar estas cosas el Mingo debe estar reciclando textos sobre la inflación de la década del 70 – 80. Los argentinos son incapaces de encarar procesos de aprendizaje.
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