A veces, cuando salgo a caminar, corto por ahí – acá son al aire libre y no tienen perímetro ni vigilancia - y me quedo mirando los autos de 40, 50 y hasta 60 mil mangos (los precios están escritos en las hojas de especificaciones pegadas en las ventanillas) estacionados amontonados hasta en el último rincón del predio, para aprovechar el espacio al máximo.
¿Se imaginan algo así en una ciudad argentina?
¿La falta de respeto por la propiedad (ajena, por supuesto) es una imposición cultural de potencias extranjeras?
Me llamó la atención ver un R8 estacionado en una calle de esas no muy seguras de Rosario.
ReplyDeleteLo peor es que allá son mucho mas baratos que acá.
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