Hay una compañía petrolera que propone la extracción de gas natural de rocas de ese tipo en el territorio de la provincia. El gobierno local está entusiasmado con el proyecto, Québec es un exportador neto de energía.
Como de costumbre, mucha gente se opone. No son una mayoría, pero son muy ruidosos. Van a las asambleas de vecinos con la empresa y hacen todo lo posible para caldear los ánimos, salen en las noticias y demás.
Exigen que se decrete una moratoria indefinida sobre la actividad hasta que se estudie más el tema.
Es muy interesante. Más allá de este caso en concreto, jamás escuché a nadie exigir una moratoria indefinida sobre la expansión del estado, hasta que se estudie más el tema. Y eso que el gobierno es omnipresente en la provincia.
Lo único que merece el calificativo de “salvaje” es el capitalismo, nunca el estatismo.
Hace unos días me hizo mucha gracia escuchar a uno de los vecinos decir en una de las asambleas que las grandes empresas petroleras extranjeras venían a robarse las riquezas de Québec.
No sé por qué me parece que si el proyecto fuera estatizar la actividad y que la desarrolle el estado, la oposición duraría lo que el proverbial cuesco en la canasta de mimbre.
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