Carlos Rodríguez, del CEMA, no ve escenarios apocalípticos. Espero sinceramente que tenga razón:
Mis estimaciones para 2011 y después:
Kirchner en 2011 seguirá con su política de controlar la Caja, lo que lo ayudó a culminar 8 años sin desastres. Su ideología (o mas bien la falta de ella, una “virtud” que algunos llaman pragmatismo) le permitirá arreglar desbalances, si los hay, con más violaciones a los derechos de propiedad pero sin emitir. No anticipo ningún desequilibrio importante en la economía para 2011.
El principal enemigo político de Kirchner en 2011 no será la economía sino la división social y la destrucción de instituciones que ha realizado en los últimos 8 años.
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Si gana el Kirchnerismo, seguirá el modelo de deterioro institucional actual hasta que surja una oposición sustentada por un liderazgo de ideas y no en el reparto del poder.
El peligro, igual que en el 1999, es que si Kirchner pierde, el ganador se dedique a denostar al Kirchnerismo, a criticar la herencia recibida, etc. todo sin tener una política económica clara. Esto podría llevar a una crisis económica post elecciones.
Sin embargo, el Kirchnerismo, aun cuando pierda las elecciones no estará terminalmente derrotado: el progresismo en Argentina es muy numeroso. Al no haber generado una enorme crisis económica y entregando el poder en situación económica razonable, el Kirchnerismo no se desprestigia del todo y un retorno es una posibilidad.
Kirchner no es tan antimercado como trata de parecer, más bien es anti-empresarios que no lo apoyan. Los arruina y les da las empresas a los más amigos. Hay una ineficiencia, pero esta puede ser menor que la que habría con el BANADE que perdía todo lo que recibía.
Lo de Kirchner es un capitalismo de amigos, pero algo de capitalismo le queda. Más que un Modelo, yo diría que es un Proceso de gobierno basado en una sucesión de medidas pragmáticas adoptadas según las necesidades del momento y que hasta ahora ha mantenido una dosis, aún funcional, de economía capitalista de mercado.
Algunos ejemplos positivos serían la caja equilibrada, aceptable capacidad recaudatoria, altas reservas, relativa libertad de comercio externo e interno. Más allá de las bravuconadas de Moreno las importaciones son las más altas de la historia y no hay control efectivo de precios (los precios suben sino no habría inflación del 20-30%).
También tiene problemas graves como su política de subsidios, que gradualmente está desmantelando, la destrucción del sistema previsional (votada por el Congreso), la excesiva dependencia en impuestos distorsivos (aportes patronales, retenciones a las exportaciones, cheque). El problema principal es con su manejo institucional que cada vez lleva a más conflictos sociales, con un final difícil de predecir, al menos para mí.
Más allá de las ventajas (pocas) o desventajas del proceso económico Kirchnerista, está claro que la oposición debería proponer un modelo alternativo, superador, coherente y que no se base exclusivamente en la destrucción de todo lo anterior. Esa propuesta aún brilla por su ausencia.
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