En casa había una Spica. Con el audífono en una cartucherita de cuero. Audífono de esos que había antes, con un coso que se te metía adentro de la oreja, pero adentro, no como las mariconadas que hacen ahora que se te enganchan en los pliegues de la oreja; aquellos te hacían delivery del sonido bien hasta el tímpano para reventártelo como corresponde.
JL, era un despelote para la época en Argentina. Podías escuchar la radio caminando por la calle. Una locura. Ni te cuento de la radio Tonomac de cinco bandas que tenía mi vieja. La única ventana al mundo sin viajar físicamente. El antecedente directo de Internet.
Mirá y lloremos. En casa había una de estas Tonomac también. Y es tal cual lo que decís: con esa a la noche escuchábamos Radio Colonia en tiempos de la guerra de Malvinas para saber REALMENTE qué carajo pasaba. Viviendo en Comodoro Rivadavia, éramos blanco primario para el bombardeo para cortar cadena de suministros, así que no era joda. Un día, de vacaciones, quedó en la luneta del auto y la botonera de arriba se fundió por el calor y quedó hecha todo un solo bodoque, creo que la manija quedó también toda doblada. De vuelta, las cosas de las que uno se acuerda...
Me acuerdo, JL. La de casa era exactamente igual que la de la foto, con el mapa y rueda horaria en la tapa. Ese modelo reemplazó a uno anterior más sencillo.
En casa teníamos una Noblex 7 Mares con onda corta. Tengo en la RAM una imagen de mis 10 añitos, estar sentado a la mesa de la cocina, de noche, sintonizando emisoras en idiomas exóticos (inglés por ejemplo).
Mi viejo una vez me trajo un pedazo de galena que consiguió quien sabe donde, y un audífono de cristal de cuarzo, redondo y rosado como un jabón. Tocando la piedra con los cables se podía escuchar alguna que otra emisora. Esto dejó una gran impresión en mi psique. Así quedé.
Y también miren como está la vereda: baldosas flojas por doquier. Uno cuando camina por Buenos Aires, en lugar de mirar hacia adelante tiene que mirar hacia abajo.
Parece una Spica.
ReplyDeleteNo llegué a fijarme.
ReplyDeleteEn casa había una Spica. Con el audífono en una cartucherita de cuero. Audífono de esos que había antes, con un coso que se te metía adentro de la oreja, pero adentro, no como las mariconadas que hacen ahora que se te enganchan en los pliegues de la oreja; aquellos te hacían delivery del sonido bien hasta el tímpano para reventártelo como corresponde.
JL
Más del tema, JL.
ReplyDeleteChe, impresionante. Y te acordaste de lo mismo, de la cartucherita para el audífono! Por qué será que ciertas cosas quedan grabadas en la memoria...
ReplyDeleteJL
JL, era un despelote para la época en Argentina. Podías escuchar la radio caminando por la calle. Una locura. Ni te cuento de la radio Tonomac de cinco bandas que tenía mi vieja. La única ventana al mundo sin viajar físicamente. El antecedente directo de Internet.
ReplyDeleteMirá y lloremos. En casa había una de estas Tonomac también. Y es tal cual lo que decís: con esa a la noche escuchábamos Radio Colonia en tiempos de la guerra de Malvinas para saber REALMENTE qué carajo pasaba. Viviendo en Comodoro Rivadavia, éramos blanco primario para el bombardeo para cortar cadena de suministros, así que no era joda. Un día, de vacaciones, quedó en la luneta del auto y la botonera de arriba se fundió por el calor y quedó hecha todo un solo bodoque, creo que la manija quedó también toda doblada. De vuelta, las cosas de las que uno se acuerda...
ReplyDeleteJL
Me acuerdo, JL. La de casa era exactamente igual que la de la foto, con el mapa y rueda horaria en la tapa. Ese modelo reemplazó a uno anterior más sencillo.
ReplyDeleteEn casa teníamos una Noblex 7 Mares con onda corta. Tengo en la RAM una imagen de mis 10 añitos, estar sentado a la mesa de la cocina, de noche, sintonizando emisoras en idiomas exóticos (inglés por ejemplo).
ReplyDeleteMi viejo una vez me trajo un pedazo de galena que consiguió quien sabe donde, y un audífono de cristal de cuarzo, redondo y rosado como un jabón. Tocando la piedra con los cables se podía escuchar alguna que otra emisora. Esto dejó una gran impresión en mi psique. Así quedé.
Qué lo parió, cómo sale cualquier cosa de un post. Este resultó disparador de recuerdos de la infancia.
ReplyDeleteJL
Y también miren como está la vereda: baldosas flojas por doquier. Uno cuando camina por Buenos Aires, en lugar de mirar hacia adelante tiene que mirar hacia abajo.
ReplyDeleteAndrés