Me parece que el entusiasmo de muchos en Argentina por el sistema parlamentario, como reemplazo del presidencialista, pasa por la posibilidad de usarlo como antídoto de la inestabilidad política galopante del país.
Muchos se imaginan a una Argentina con una dinámica italiana, con gobiernos que caen, elecciones y gobiernos que se forman cada seis meses.
Pero la solución para los países que vienen ligeritos de instituciones no pasa por un sistema que avale esa fragilidad sino por evolucionar hacia una sociedad/sistema político más maduro y estable.
Tenía esa misma foto en el pipeline para postear... muy buena.
ReplyDeleteEl sistema parlamentario en Argentina legitimaría las prácticas del Partido Justicialista cuando no está en el poder.
ReplyDeleteEs decir, haría legítimas las desestabilizaciones constantes, como hicieron en el golpe del 2001.
El Excmo. Sr. Ministro de la Corte, Eugenio Zaffaroni, es una de las mentes brillantes que propone ese cambio, como también lo propuso cuando era Convencional en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de Buenos Aires, representando al FrePaSo.
Otro que proponía siempre el cambio del presidencialismo al parlamentarismo, era el finado "padre de la democracia", Dn. Raúl Ricardo.
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ReplyDeleteEn mi caso prefiero el sistema semipresidencialista como el que se utiliza en Francia: un presidente elegido por voto popular y un primer ministro (jefe de gobierno o de gabinete) elegido según la correlación de fuerzas en el Poder Legislativo.
ReplyDeleteLa figura del premier en un régimen semipresidencialista es importante cuando el presidente no tiene mayoría en el Parlamento, porque dicho primer ministro actúa como fusible.
Andrés
No sabría decir... por lo general, creo que las ventajas del parlamentarismo pasan por 1) la relevancia que le dan al Legislativo como formador de gobiernos, 2) la posibilidad de cambiar un gobierno de manera no traumática y 3) la manera en que administran la inestabilidad de tal manera que las crisis sólo sean crisis de gobierno en lugar de crisis institucionales.
ReplyDeleteNo creo que sea lo mejor, pero lo que tenemos ahora es un sistema donde el Ejecutivo se pasa al Legislativo por donde no brilla el sol, donde los gobiernos caen llevándose mínimo veinte o treinta muertos y donde cada crisis política nos tiene a todos haciendo el "Duck and Cover" de los simulacros yanquis en caso de ataque nuclear...
Coincido con Mariano en que le vendría al pelo a los peronistas para fumarse en pipa los gobiernos que no le simpatizan (y le agrego el riesgo enorme que representa el que el Ejecutivo tenga la posibilidad de llamar a elecciones cada vez que le convenga) y que de seguro que lo harían acá... pero la cuestión es que lo hacen también ahora que tenemos presidencialismo y cada vez que lo hacen se cargan a varios muertos. El parlamentarismo se dobla y mucho, pero el presidencialismo se rompe.
Preferiría una Argentina estable, con continuidad y previsibilidad, como bien dice Louis, pero dado que no la tenemos ni la vamos a ver en mucho tiempo, quizás haya que darle crédito a la idea de tener un sistema que por lo menos ayude a administrar la inestabilidad.
No sé, esos eran mis dos denarios. Salute y gracias
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ReplyDeleteOtro denario más de yapa: la variante del semipresidencialismo a lo francés que propone Andrés es muy interesante, y también está la variante finlandesa con división de competencias entre el Presidente y el Primer Ministro. También dentro del parlamentarismo está la variante alemana, en la que el canciller sólo puede ser destituído si el Bundestag a la vez nombra a un sucesor, con lo que se evita el tirar abajo a un gobierno sin saber quién sube en su lugar...
ReplyDeleteUna buena variante era la que proponía Giovanni Sartori en Ingeniería Constitucional Comparada: un "presidencialismo alternativo" en el que hay elecciones fijas (no llamadas a piacere del gobierno de turno) y un gobierno de tipo parlamentario que se mantiene hasta que pierde la confianza, en cuyo caso se hace cargo el Presidente en un gobierno a la estadounidense en vez de disolver el Legislativo y llamar a nuevas elecciones. Para poner un ejemplo: en Canadá Harper hubiera tenido que dejar el gobierno, pero en vez de llamar a elecciones de nuevo, el Gobernador General asume el poder ejecutivo como si fuera Obama hasta la siguiente elección parlamentaria. La ventaja teórica de esta propuesta es que si bien se puede desbancar a un gobierno insostenible, ya no sería tan redituable tirar abajo gobiernos si no existe la posibilidad para el "destituyente" de hacerse cargo del poder.
En fin, abusé bastante de vuestra paciencia... gracias de nuevo y salute.
Me parece que para que haya presidencialismo se necesitan dos o tres partidos grandes.
ReplyDeleteY nosotros tenemos una constelación de partidos después de 2001, más parecido a lo que pasa en algunos países de Europa.
Coincido que acá sería una tortura continua estar formando gobierno permanentemente.
Mariano, exacto.
ReplyDeleteMariana, el bipartidismo sería lo ideal. Pero aún con varios partidos dando vuelta (muchos menos que los actuales), con la segunda vuelta se soluciona.
ReplyDeleteMayor, el problema argentino es de extrema debilidad (raquitismo, bah) institucional. No lo vas a solucionar cambiando de sistema.
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