En 2007 pensaba que la gente debía castigar la alta inflación en las elecciones. No lo hicieron y
ahora tienen que afrontar las consecuencias. Un asalariado nunca le va a poder ganar la carrera a la inflación. Ahora tienen una segunda chance para castigar al gobierno por la inflación, pero como dice el dicho "sarna con gusto no pica":
Marta siente culpa. Los reiterados aumentos en la cuota del colegio al que enviaba a sus mellizos abonaron la idea de un cambio para bajar costos.
Buscó, averiguó y se decidió por otro establecimiento de igual o mejor reputación, similares prestaciones y menores aranceles (gracias a un subsidio estatal). Pero hoy los mellizos (que en principio avalaron el traspaso porque la nueva escuela tenía mejores instalaciones deportivas) le cuestionan a coro esa decisión. Añoran a sus anteriores compañeros "y hasta endiosan aquello de lo que antes renegaban", cuenta Marta.
"Cada reproche que me realizan por esto se me hace un nudo en el estómago", narró a La Nacion esta empleada judicial de 45 años que se considera y describe como una "típica exponente de la clase media empobrecida".
Ella le puso su voz y su impronta a una historia que se repite, cada vez más, entre miles y de personas.
Son aquellas que, pesa a que para las estadísticas cubren mes a mes sus necesidades básicas de subsistencia, se sienten empobrecidos "por no poder alcanzar el nivel de vida que desean, que en general incluye el acceso a productos y servicios vinculados con la vivienda, la educación, la salud y la tecnología, o por haber perdido el nivel de vida que tuvieron en períodos anteriores", describió en 2007 en su tesis para doctorarse en Ciencias Económicas la por entonces aún alumna de la UBA Victoria Giarrizzo. Ella ya se había se especializado en el estudio de este fenómeno, al que se denomina "pobreza subjetiva", desde 2005. Incluso un año antes había fundado junto a un colega (el economista bahiense Dardo Ferrer) el Centro de Economía Regional y Experimental (CERX) para profundizar sus estudios al respecto y "debatir propuestas alternativas que ayuden a entender y mejorar la dinámica socioeconómica del país".
También, con esta clase media llorona y quejosa... los pobres del tercer cordón mandan a sus hijos escuelas estatales, y bien contentos!
ReplyDeleteEso sí, no averigues demasiado lo que son esas escuelas...
¿Queda de mal gusto preguntar a quién votó Marta?
ReplyDeleteAjo y agua.
Marta votó a Alfonsín, Menem, De La Rua, Kirchner y Fernández. Eso sí, los defensores del modelo te van a decir que este fin de semana en Cariló estaba lleno de 4x4 (las suyas).
ReplyDeleteSon patéticos los defensores del "modelo", ningún punto esgrimido por ellos resiste el menor análisis.
ReplyDelete-Ellos dicen lo de Cariló, pero ignoran que la gente que hace turismo los fines de semana largos casi no gasta.
-Ellos dicen que no hay inflación, pero cualquier persona puede ir a un kiosco y darse cuenta de que todo está cada vez más caro y, para colmo, de mala calidad por las restricciones a las importaciones, entre otras cosas. Y agrego otro dato más: el miércoles mi vieja fué a hacer compras al supermercado y me dijo que había traído pocas bolsas con productos porque estaba todo caro.
-Ellos dicen que hay menos cantidad de pobres, pero cualquier persona que recorre la ciudad de Buenos Aires se topa con mucha gente (hasta familias enteras) viviendo en la calle, plazas o estaciones de tren o subte.
-Ellos dicen que mucha gente gasta en televisores (hechos en Tierra del Fuego) y automóviles, pero en verdad lo que busca esa gente es deshacerse de los billetes lo más rápido que pueda comprando bienes. Hablan de como aumenta la demanda, pero se olvidan de la oferta.
-Ellos hablan de crecimiento económico, pero con tal de ver que la autopista Panamericana y las líneas de tren y subte siguen igual que hace 15 años, uno se da cuenta de que ese crecimiento es una mentira.
Andrés