Sabe, Louis, me pasó algo muy gracioso ayer domingo. Vinieron unos amigos extranjeros y querían ver lo típico de la postal de Buenos Aires. Entonces los llevé a lo típico: a Plaza Dorrego a ver tango. Cuando llegamos, justo dió la casualidad que comenzaba una milonga, allí, al aire libre y en la misma plaza. Pensé "fenómeno, matamos dos pájaros de un tiro, vemos a unos viejitos simpáticos bailando, ellos sacan fotos y nos vamos a cenar".
La orquestita que tocaba era de unos veinteañeros de esos que la van de bohemios-modernos: mucha ropa colorinche, dreadlocks, falta de higiene premeditada, etc. Grande fue mi sorpresa cuando, antes de empezar, dijo unas palabras al micrófono el líder/cantante. Empezó diciendo que ellos eran la "milonga de los pañuelitos blancos", y que eran una milonga de las madres de plaza de mayo, y que estaban allí gracias a Néstor y a Cristina, que gracias al modelo nacional y popular habían sacado el país de la difícil situación en la que lo encontraron. Y que un aplauso para los bailarines y un aplauso para Néstor, cuya lucha había que continuar. Finalmente, en un sincericidio, el líder/cantante, espetó algo como: "porque antes nadie nos daba bola, nadie nos daba un mango. Pero ahora, gracias a Cristina, tenemos apoyospara hacer esto".
Destacaré tres reacciones: primero, mi cara de asombro resignado; segundo, a mis amigos turistas riéndose nerviosamente y no entendiendo lo que pasaba; tercero, las dos o tres personas que respondieron desganadamente al aplauso -entre ellas un adolescente exhaltado que, al notar la escasez de adhesiones obtenidas por el aplauso a "Él" empezó a gritar à la futbolero "vamoooo aplaudan carajo!!"-.
Sabe, Louis, me pasó algo muy gracioso ayer domingo. Vinieron unos amigos extranjeros y querían ver lo típico de la postal de Buenos Aires. Entonces los llevé a lo típico: a Plaza Dorrego a ver tango. Cuando llegamos, justo dió la casualidad que comenzaba una milonga, allí, al aire libre y en la misma plaza. Pensé "fenómeno, matamos dos pájaros de un tiro, vemos a unos viejitos simpáticos bailando, ellos sacan fotos y nos vamos a cenar".
ReplyDeleteLa orquestita que tocaba era de unos veinteañeros de esos que la van de bohemios-modernos: mucha ropa colorinche, dreadlocks, falta de higiene premeditada, etc. Grande fue mi sorpresa cuando, antes de empezar, dijo unas palabras al micrófono el líder/cantante. Empezó diciendo que ellos eran la "milonga de los pañuelitos blancos", y que eran una milonga de las madres de plaza de mayo, y que estaban allí gracias a Néstor y a Cristina, que gracias al modelo nacional y popular habían sacado el país de la difícil situación en la que lo encontraron. Y que un aplauso para los bailarines y un aplauso para Néstor, cuya lucha había que continuar. Finalmente, en un sincericidio, el líder/cantante, espetó algo como: "porque antes nadie nos daba bola, nadie nos daba un mango. Pero ahora, gracias a Cristina, tenemos apoyospara hacer esto".
Destacaré tres reacciones: primero, mi cara de asombro resignado; segundo, a mis amigos turistas riéndose nerviosamente y no entendiendo lo que pasaba; tercero, las dos o tres personas que respondieron desganadamente al aplauso -entre ellas un adolescente exhaltado que, al notar la escasez de adhesiones obtenidas por el aplauso a "Él" empezó a gritar à la futbolero "vamoooo aplaudan carajo!!"-.
Y ahí entendí un poquito más.
Buena oportunidad para media vuelta e irse.
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