Para darse una idea de que el delirio no es patrimonio exclusivo de los países a los que les va como Argentina

Como dice Thomas Sowell, las cuestiones de base de la economía no son tan difíciles de entender, pero muchos se las olvidan enseguida. Dos temitas del diario de hoy:

1)
Un clásico de cada vez que aumenta el precio del petróleo. No falla nunca. En la Asamblea Nacional, la legislatura provincial, hay una movida para poner precios máximos a los combustibles. No importa que los controles de precios generen escasez, la nafta aumenta y algo hay que hacer. Eliminar regulaciones para que haya mayor oferta y bajar impuestos ni se les pasa por la cabeza. Es mejor apelar a la magia.

2)
La mandamás de una ONG que se dedica a buscar trabajo a personas de baja calificación publica una carta al director en la que sostiene que el último aumento del salario mínimo, que ya anda por los 9 dólares y pico por hora, no es suficiente.

No sé cuántas veces lo dijimos por acá. Si el nivel de ingresos de una economía depende de la voluntad de los funcionarios, la única explicación que cabe es que los gobiernos del mundo están integrados por sádicos que disfrutan con el sufrimiento del Pueblo. De otra manera no queda claro qué están esperando para llevar el salario mínimo a 100 dólares por hora y terminar con la pobreza de un plumazo.