Argentina conspirativa

En los días previos al partido escuché que:

• A River lo salvaban porque estaba todo arreglado con la presidente para que no hubiera quilombo antes de las elecciones.
• A River lo mandaba Grondona al descenso porque se la tenía recontramásquejurada a Catwalk (le gustó a Mike el apelativo, así que repito de puro jodón nomás).
• A River lo mandaba Magnetto al descenso para joder al Fóbal per tutti y pasar él por TyC el torneo de la B; y no sólo eso sino que descendía River ahora y Boca el año que viene y chau, 3/4 del país no te miraba más el 7 los domingos.
• Que River no podía perder, que tenía que recuperar su mística (sea lo que miércoles fuere la "mística").

Escuché de todo, pero de todo, menos una aproximación razonable y razonada a la cuestión. No escuché UN fucking periodista que dijera "River está más en la B que en la A por esto, esto y esto." Pero ni uno. Y yo, que soy medio un negado para los misterios futbolísticos, tenía clarísimo que estaba mucho más cerca del arpa que de la guitarra, y de hecho twiteé algo al respecto.

Con un simple botón de muestra quedan TOTALMENTE de manifiesto DOS cuestiones bien argentas:

1. La eterna teoría conspirativa de todo argentino que se precie de tal. Si pasa algo pesado, SEGURO que fue por algo no manifiesto, por alguna mano oculta. ¿Schoklender tiene 4 jets, casas de 19 habitaciones, etc.? Es que el Mossad organizó por algún motivo desconocido una operación para desacreditar a las Madres de Plaza de Mayo. ¿La inflación se empeña en contradecir las cifras oficiales? Es una conspiración de los grupos de poder económico peleando coordinadamente contra los esfuerzos redistributivos del gobierno. ¿River juega como el traste y se va a la B? Es Magnetto. Es Grondona. ¿Se salva? Fue Cristina. Pero nunca lo que es es lo que es, siempre es otra cosa. 
2. La emoción suspendiendo la razón. Todo el mundo vio cómo venía jugando River. Todos vimos las caras de zogaca de los pibes que sabían que podían mandar un equipo histórico por primera vez al descenso. Todo el mundo tenía los hechos que decían que River se había olvidado de ganar hacía varios partidos, que ya no sabía cómo se hacía, y sin distinción de rival. Aun así, no escuché a ningún periodista especializado que dijera que -para él- a este equipo desastroso no le daba el piné para jugar en la A y se iba con Belgrano, que ya le había clavado dos pepas en el partido de ida. Ni un "especialista" que hiciera honor a su supuesta especialidad e hiciera una "educated guess" de cómo finalmente resultó la cosa. Pero ni uno. Tan argentino también, esto. Lo que sucede, no está sucediendo. Lo que es lógico que venga, no lo vemos; lo razonable no es ni considerado si hay escenarios fantasiosos que sean preferibles a la realidad. La roca en caída libre se va a detener antes de aplastarnos, porque sí; es más: no hay ninguna roca que se nos venga encima, la sombra es por una nube. Si total, después, si nos revienta, la culpa se la podemos echar a "las corpo" por haberla tirado (pero nunca a nosotros por no habernos corrido).