Soy acampante de corazón y acamparé con ilusión. Muy bueno todo, con asado y fogata incluido. La pasamos bárbaro.
Acá la cosa es mucho menos improvisada que en Argentina. Los campings ofrecen lo que acá le dicen dos o tres servicios: agua y luz o agua, luz y cloaca (Internet es inalámbrica y gratarola). Es muy común que la gente tenga casas rodantes fijas (algunas espectaculares) como chalet de fin de semana y pasen todo el verano en el camping.
Parece mentira, pero por el clima acá es la tierra del recomienzo eterno. Cuando llega el otoño tienen que sacar todas las casas rodantes (cerca de 200) y ponerlas en un terreno alto porque con el congelamiento del río (el camping está en una isla) se puede inundar. Al verano siguiente tienen que ir todos los inquilinos a acomodar todo de nuevo, poner las plantitas, acomodar el terreno y demás después del invierno. Un laburo formidable.
Y a pesar de todo, está todo tan prolijo que da gusto. Llama la atención el contraste con la dejadez y la falta de mantenimiento que suele ser la norma en países como Argentina, a pesar de que, por el clima, en esas zonas más templadas el jardín se arregla una vez y después solo haría falta mantenerlo.
Mirá qué justo... ayer hablábamos con mi señora de cómo acá la comida se cae de los árboles y nadie le da bola. El caso particular es que en el partido de San Isidrio, muchas (pero MUCHAS) veredas tienen naranjos que se llenan de frutas y se caen al piso o a la calle. No vimos a nadie juntando. Cartones sí, naranjas no, no sé por qué. Ayer salieron Ana y mi nena a recolectar unas cuantas para hacer dulce en casa, porque nos jode que estén ahí tiradas. Viene a colación el post este) sobre el párrafo de Sarmiento que puse lotrodía.
ReplyDeleteJL
Jose Luis,
ReplyDeleteyo pensaba lo mismo que vos cuando veia los arboles llenos de naranjas...
Jose Luis, no es casualidad que las naciones mas "industriosas" sean las que tienen las condiciones mas agrestes, que estimulan la inteligencia. Cuanto mas al sur te vas (en el hemisferio norte, y viceversa en el hemisferio sur), la inteligencia promedio de los pueblos originarios de ahi desciende.
ReplyDeleteOops. Comentario poco PC. Me denunciara Lubertino?
Es uno de los grandes temas de discusión no políticamente correctos en Tucumán. La ciudad está llena de naranjos. La gente no les da bola para nada. Se pudren en la calle. Hablo de la misma gente – muchos de ellos niños - que anda tocando el timbre casa por casa para pedir algo de comer.
ReplyDeleteRecuerdo a mi profesora de Italiano de la secundaria, la señora Cesareo, que la fui a visitar una vez a la casa porque estaba enferma (no era olfa, mi mamá era profesora y nuestra familia conocía a muchos colegas) y me contaba su experiencia. La mina de piba había vivido la 2a Guerra en Italia, y se había recagado de hambre. Cuando llegó a Argentina, me contaba que se escandalizaba al ver que acá se compraban 6 kilos de carne para un asado y sobraban 2 y LO TIRABAN. Se ponía de los pelos. Me contaba cómo en su casa, si sobraban 6 putos fideos, los ponía en un platito y al día siguiente los reciclaba. De vuelta, la riqueza no es un don ni una acreencia, muchas veces es una actitud.
ReplyDeleteJL
Coincidencia ? Un panameño me dijo exactamente lo mismo acerca de los mangos, el país está lleno de árboles rebosantes de fruta a los que nadie le da pelota, como máximo los juntan para alimentar cerdos. Me contó también que recibió a unos amigos españoles que se escandalizaron al ver ese desperdicio, y se pusieron a recoger fruta para hacer jugo y dulce.
ReplyDeleteActitudes frente a la vida...
Les comento también que hago licores. Lemoncello, apricot, de cerezas, mis especialidades. Tampoco puedo ver todas esas botellas de alcohol etílico tiradas por ahí, sin aprovecharse.
ReplyDeleteJL
Y me están por enseñar a hacer algo parecido al Bailey's.
ReplyDeleteJL
Levante la mano quien recuerda a las "cajas PAN" de Alfonso I.
ReplyDeleteIncluian polenta, y "los pobres" se la daban a sus perros.
Me acuerdo, Klaus. Era muy común que muchos de los alimentos con el logo se vendan en almacenes de barrios. Los cambiaban por fiambres, vino y demás.
ReplyDeleteKlaus, en Comodoro había una concejal muy conocida que, subida al camión beneficente, les alcanzaba a la gente las cajas envuelta en un fenomenal tapado de piel al mejor estilo Marijú. Estos paladines de los buenos modales, cuando les tocó gobernar, también dieron bastante asquete.
ReplyDeleteJL