Me parece que patina de lo lindo cuando se mete a hablar de la planificación central globalcalentera, pero tiene párrafos memorables:
El populismo político espanta a los que comparten valores republicanos fraguados en los principios del constitucionalismo moderno y el Estado de Derecho, pero resulta edulcorado para quienes se conforman con una democracia formal basada en la regla de la mayoría. Las versiones maniqueas de la realidad a menudo suman votos y ganan elecciones. Si enfrentan instituciones débiles y crisis sociales recurrentes, muchas veces degeneran en las denominadas democracias "delegativas" o "prebendarias" que, salvo por los turnos electorales, en nada se parecen a las democracias representativas o participativas. Bajo la lupa de la argumentación moderna, todas las variantes de democracia populista son ni más ni menos que reencarnaciones de los proyectos corporativos fascistas de mediados del siglo pasado; reminiscencias de los nacionalismos románticos del siglo XIX.
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