No sé cuántas veces lo dije por acá, espero que algún día los argentinos sean capaces de construir un sistema político lo suficientemente maduro como para que resulte indiferente que gane un candidato u otro. Las elecciones deberían convertirse en una rutina más de la vida democrática y perder el tremendo dramatismo que todavía tienen en el país.
Lo peor que les puede pasar es perpetuar el sistema actual, donde se juegan el sistema y las reglas del juego en cada elección y donde su bienestar y estilo de vida, su éxito o fracaso, su futuro y el de sus hijos dependen de la elección de tal o cual candidato:
Habiendo terminado el golpe militar de 1976, se argumentaba que la población iba a ir aprendiendo en cada votación. Que nuestro problema fueron los golpes militares que habían interrumpido los procesos democráticos. Si esos golpes no se hubiesen producido el electorado habría mejorado la calidad de la democracia en cada votación. La realidad es que ya llevamos 28 años sin interrupciones militares y estamos pendientes del futuro de la república, no por un imposible golpe de Estado que podrían dar las Fuerzas Armadas, sino por lo que puede llegar a hacer un gobierno surgido del voto popular. Puesto en otras palabras, la amenaza a la democracia republicana no viene de una conspiración castrense, inimaginable en la Argentina actual, sino del abuso en el monopolio de la fuerza que pueda llegar a hacer el kirchnerismo en el caso de retener el poder.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.