Encontré un artículo que a mi juicio es excelente (y bastante opinadoresco) y no pude evitar ocuparme de su traducción al castilla.
El original en English aparece acá.
Mayor Payne
JUVENTUD
Por Richard Fernández
Dado que ninguna fuerza policial tiene los efectivos necesarios para estar en todas partes al mismo tiempo, el orden se mantiene a través de la fuerza de su nombre, el poder del uniforme. Esto solía ser conocido como "prestigio"; hoy en día se lo conoce mejor como "legitimidad". Aunque es tan intangible como el aire, es tan vital como el oxígeno. Sin ella las cosas se tornan difíciles. Una vez que las autoridades empiezan a perder su prestigio, deben confiar cada vez más en la fuerza, de la que nunca jamás se tiene la suficiente.
En un sentido la legitimidad es la ficción en la que se basa la sociedad. Es al gobierno lo que la confianza es al banco. Mientras todos crean que el banco le pagará al depositante nadie demandará que le devuelvan su dinero. Mientras la mayoría crea que la justicia del Rey es efectivamente invencible, nadie la desafiará. Pero cuando un gobierno se comporta de manera abúlica por un período extendido (o un banco se niega a pagar sin una buena razón para ello) entonces comienzan a crecer las dudas. Tanto la legitimidad como la confianza se ven sometidas a pruebas más severas y una vez que se sabe que ni hay suficiente dinero en el banco para pagarle a todos ni hay suficientes policías en la comisaría para detener a todos, entonces la ficción está condenada.
Se da inicio a un ciclo mortal. Tanto el gobierno como el banco deben pagar con la fuerza o con el dinero de manera más frecuente que la que harían de otra manera. Hay una "corrida" en este recurso clave y entran en bancarrota. Financiera en el caso del banco y política en el caso del gobierno. Cuando la confianza finalmente mengua hasta sus últimos niveles de existencia, la institución en decadencia debe apostarlo todo a su último esfuerzo por restaurarla o afrontar el colapso.
Los lectores de Belmont (el blog del autor) reconocerán esta situación como una que las Tres Conjeturas buscan describir. Es la misma idea: puedes lidiar con una crisis de manera humana y ajustada a los procedimientos sólo si actúas a tiempo y de manera decisiva; mientras tienes confianza como para proveer lo que la fuerza no puede. Pero si dejas que las cosas se desencadenen entonces sólo te quedarán métodos cada vez más draconianos para revertir la declinación.
Lee Smith habla de un concepto similar pero no idéntico del Caballo Fuerte. En las sociedades inestables nunca se apela al debate cívico por el gusto de hacerlo sino cuando otorga ventajas para la supervivencia. Las sociedades del Medio Oriente podrán admirar la belleza de una democracia representativa; podrán maravillarse ante sus libertades y su creatividad. Pero ninguna de éstas contará para nada a menos que el caballo hermoso sea además el Caballo Fuerte.
El Caballo Débil siempre acabará en la fábrica de pegamento. Sé amable entonces, pero nunca vayas a la pista de carreras sin una ametralladora bajo tu manta si quieres ser el Caballo Fuerte.
Los comentaristas en el Club Belmont han acuñado otra idea similar conocida como el Margen de Diseño. El Margen de Diseño es una descripción de cuánto puede doblarse un sistema antes de que se rompa. Una sociedad en la que existe un alto grado de respeto o autoridad y mucho dinero para ocuparse de resolver la cuadratura del círculo tiene un gran Margen de Diseño. Una sociedad al límite en la que el desprecio por la autoridad no sólo es tolerado sino además alentado por la elite cultural es una sociedad con un escaso Margen de Diseño.
Pero aunque el término preferido para esta cantidad sea "legitimidad", "confianza", "caballo fuerte" o "margen de diseño", la idea en la izquierda política desde la Segunda Guerra Mundial ha sido que la sociedad occidental tiene una provisión infinita o casi infinita de ella. Les parecía imposible que una sociedad con un Gran Margen de Diseño pudiera eventualmente convertirse en una con un Pequeño Margen de Diseño. Y aún si ese hubiera sido el caso, ¿por qué tendrían que importar los Márgenes de Diseño?
Siempre habrá otro dólar para distribuir o al cual cobrarle impuestos; otra regulación a imponerse; otra regla de la guerra; otra disculpa que pueda hacerse. Podemos jugar sin importar el hándicap. ¿Acaso no hemos ganado siempre a pesar de todo? La religión y la mitología nacional pueden ser humilladas a cualquier punto que se desee, mientras simultáneamente se cantan loas a las ideologías hostiles. Somos tan ricos que no debería importarnos.
Y aún cuando a las sociedades se les acaba todo, como lo demuestra el desconcertante hecho de que el armario está vacío, entonces se las puede conjurar mediante la impresión de dinero o la venta de bonos. El tesoro está ahí porque siempre ha estado ahí. El Hombre lo tiene. Como último recurso, como nos lo recuerda Jesse Jackson Jr., simplemente podríamos hacer que sea ilegal el no tener "legitimidad", "confianza" o un "margen de diseño" de acuerdo con la Constitución.
O como lo explicó Van Jones, si no tenemos dinero es porque algún bromista nos está escondiendo la pasta. Alguien peligroso como Michelle Bachmann o Sarah Palin. Si te quedas corto entonces "alguien tiene nuestro dinero". Es una gran teoría cuyo único defecto es que no es verdadera. Los recursos son limitados; ese es el postulado fundamental de la economía. Desafortunadamente para aquellos que quisieran rehacer el mundo según sus gustos, sólo hay una cantidad limitada de esto o de aquello. Sólo hay un número limitado de agentes de policía. Sólo hay un número limitado de casas de celulares y electrónica para saquear antes de que todo el barrio quede reducido a cenizas. Y eso es todo. Una vez que se gastó la "legitimidad", la "confianza" o el "margen de diseño", se terminó. De verdad se terminó. Y entonces comenzará la corrida bancaria.
El Daily Mail informa que los manifestantes en Londres se han vuelto tan atrevidos que están literalmente robando la ropa que visten las personas. Una corrida empieza como algo pequeño pero después va adquiriendo energía. Hacia el final no hay idea de dónde acabará todo.
Parece una idea simple y te preguntas por qué no la captan todos. Pero tienes que darte cuenta de que la izquierda, al conseguir la ruina de una sociedad (mediante la degradación de la moneda de su cultura y de su moneda real) siempre empieza y termina con buenas intenciones. Esa es la tarjeta que te saca de la cárcel: el idealismo. Realmente se proponen mejorar el mundo y si los conocieras no tendrías razones para dudar de la pureza de sus motivos. De hecho, ellos están genuinamente tan sorprendidos como los demás cuando no funciona.
La catástrofe, cuando llega, siempre comienza por los niños, los jóvenes, los muchachos, los pibes. Luego fracasa. Pero no te preocupes. Lo intentarán con más fuerza la próxima vez y entonces tendrán éxito. Después de todo, son idealistas.
LA SERPIENTE. La serpiente nunca muere. Algún día me verás salir de esta hermosa piel, una nueva serpiente con una nueva y más bella piel. Eso es el nacimiento.
EVA. Lo he visto. Es hermoso.
LA SERPIENTE. Si yo puedo hacer eso, ¿qué no puedo hacer? Te digo que soy muy sutil. Cuando tú y Adán hablan, los escucho decir "¿Por qué?" Siempre "¿por que?" Ven cosas; y dicen "¿por qué?". Pero yo sueño cosas que nunca fueron; y digo "¿por qué no?" He hecho la palabra “muerta” para describir mi vieja piel que descarto cuando soy renovada. Llamo a esa renovación “nacer”.
EVA. Nacer es una hermosa palabra.
LA SERPIENTE. ¿Por qué no naces una y otra vez como yo, nueva y hermosa cada vez?
– George Bernard Shaw, "Volviendo a Matusalén"
Excelente, Mayor, muchas gracias en serio.
ReplyDeleteRichard Fernandez es muy, muy bueno. Tengo pendiente agregar el Belmont al blogroll.
ReplyDeleteMayor, ya que estamos... estoy carteando con los dueños de los derechos del artículo sobre Escuela Austríaca que tradujiste, a ver si la hacemos legal... El autor (Peter Boettke) no tiene problemas, pero los derechos los tiene una editorial... Aviso ante cualquier novedad.
ReplyDelete'chas gracias!
ReplyDeleteMike, espero que no les haya armado ninguna clase de quilombo...
Muchas gracias, Uds. dictan cátedra de sentido común.
ReplyDeleteUsted quédese tranquilo, Mayor. Por ahora me dijeron que no hay problema en que lo dejemos posteado. Y te transfiero el agradecimiento de Peter Boettke por haberlo difundido en español.
ReplyDelete"Dado que ninguna fuerza policial tiene los efectivos necesarios para estar en todas partes al mismo tiempo, el orden se mantiene a través de la fuerza de su nombre"
ReplyDeleteNo señor, el orden se mantiene gracias a la colaboracion de la ciudadania con la fuerza policial, teniendo el decoro de no volcarse a la actividad criminal o al desorden de acuerdo a los valores que forman y reciben de la vida en comunidad como nacion. Como la mayoria de la ciudadania esta de acuerdo con estas cosas la policia puede ser efectiva y puede actuar de acuerdo a la legitimidad que le da esta.
Anónimo, ¿leíste la columna antes de comentar?
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ReplyDeleteOn the other hand, Richard Fernández está on fire hoy:
ReplyDeleteBLACKBERRY FIELDS FOREVER
Por Richard Fernandez
http://pajamasmedia.com/richardfernandez/2011/08/09/blackberry-fields-forever/
"Es increíble que no se haya cerrado el Messenger de BlackBerry": Asesor del alcalde pide prohibición de "herramienta" de disturbios — Daily Mail
Alto jefe policial advierte en contra el uso de balas de goma contra los manifestantes — Guardian
Medios sociales son empleados para promover los disturbios en el Reino Unido — AP
Por supuesto que los Blackberry y los medios sociales también pueden ser usados para pedir ayuda a los vecinos o para solicitar asistencia policial. Pero cuando los ciudadanos comunes y corrientes tienen prohibido actuar por su propia iniciativa ("dejen que la Policía haga su trabajo"), esencialmente se les priva de comunidad, que es en cierta forma no exactamente, pero sí similar a ser privado del derecho de asamblea. El ciudadano que acata las leyes se convierte en un individuo atomizado con una única relación legítima: la de subordinación respecto del Estado todopoderoso. Brian Micklethwait describió el problema: cuando los segundos cuentan y la policía está a días de aparecer, ¿cómo puedes ser un espectador mientras tu casa arde?
"El problema con "dejar que la Policía haga su trabajo" es que en el lugar preciso en el que vives, o en el que solías vivir, su trabajo probablemente no comience, si es que comienza alguna vez, hasta dentro de una semana más o menos. En el ínterin, dejar que la Policía haga su trabajo significa dejar que los malditos saqueadores y pirómanos hagan su trabajo, sin que nadie les ponga un dedo encima, siendo que ponerles un dedo encima a ellos es ilegal. Esta es una política condenada. Si la mayoría de las personas se ven obligadas por ley a ser sólo espectadores neutrales en una guerra entre ellos y la barbarie, la barbarie gana. El derecho a, como mínimo, emplear la fuerza en defensa propia debe ser reclamado. La Policía, como hemos insistido durante décadas los defensores de una política que no desarme a las víctimas del crimen, no puede estar en todas partes. No pueden instantáneamente atender cada crimen, y prevenirlo mágicamente. Sólo las víctimas potenciales o reales del crimen pueden a veces prevenir inmediatamente o castigar inmediatamente el crimen, si tan sólo no lo tuvieran prohibido."
(Parte II)
ReplyDeleteEl problema con el moderno Estado de bienestar es que el único electorado al que responde es al de los votantes cuyas lealtades son compradas. A los demás, aquellos cuyas lealtades se otorgan gratis, se les fijan impuestos para pagar a los votantes que deben ser compensados por obedecer la ley. Dado que hay una correlación demasiado grande entre aquellos que pagan impuestos y la obediencia a la ley, el gobierno puede de manera realista olvidarse de los contribuyentes. Harán lo que se les diga como ovejas incluso cuando mientras sus casas arden. Por descarte esto deja sólo a los votantes de alquiler como objeto de preocupación.
Quizás eso sea probablemente la razón por la que la secretaria del Interior británica, Theresa May, pareció esforzarse tanto al pedirle a la "Comunidad" que ayude a poner fin a los disturbios, algo que uno hubiera pensado que era tarea de la policía. "Comunidad" es uno de esos términos especiales que dicen más por aquellos que están excluidos que por aquellos que están incluidos. Para pertenecer a uno de esos grupos reservados, que son los únicos que parecen tener derecho de actuar en momentos de inquietud pública, debes estar en una lista que nunca debe ser nombrada so pena de ser acusado de prejuicioso. Pero pertenecer tiene sus privilegios. Como la secretaria del Interior le dijo a la prensa, la labor policial es en gran medida cuestión de conseguir la cooperación de los líderes comunitarios:
"La forma en la que cumplimos la labor policial en Gran Bretaña no es a través del uso de cañones hidrantes", dijo la secretaria del Interior Theresa May a Sky News. "La forma en la que hacemos la labor policial en Gran Bretaña es mediante el consentimiento de las comunidades.”
Esa frase expresa el cambio definitivo de poder de la era del Estado de Bienestar. La elite política depende ahora de sus votantes alquilados para seguir en el poder. El precio que el "Estado todopoderoso" debe pagar por el poder es estar siempre a disposición de sus ciudadanos menos serviles. Ese es el trato y es un trato con el Diablo. Aquellos que pagan la farsa permanecen como espectadores, extraños en una tierra extraña.
La Reserva es en última instancia una trampa para todos. Sin embargo, la puerta permanece abierta, bloqueada únicamente por el meme con la espada llameante.
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Eso es todo... salute!
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ReplyDeleteAnónimo, ya sé que no es exactamente el tema del que habla el artículo, pero me parece que puede servir el caso argentino para ensayar una respuesta.
ReplyDeleteNo dudo de que una vasta mayoría de los argentinos respetamos las leyes, contribuimos con lo que nos toca, nos comportamos de manera razonablemente decente y no nos sumamos a actividades criminales, a pesar de las peculiaridades de nuestro comportamiento social como país. Y estoy seguro de que una amplia mayoría de las policías y fuerzas de seguridad están integradas por personas decentes que sólo quieren hacer su trabajo, a pesar de los "malos polis" que embarran al resto.
La pregunta que me hago en este caso, y que creo que el artículo hace un buen trabajo de intentar responder, es por qué esa inmensa mayoría decente de los argentinos no siente el menor respeto por la policía o por las autoridades, las evita y trata de permanecer fuera de su alcance en la medida de lo posible, y a la primera oportunidad que tienen se ponen del lado del contrario de turno.
Y la respuesta a eso bien puede pasar por la pobre "legitimidad" (en términos del artículo) que puede tener un Estado como el argentino que durante toda su historia (salvo honrosas y escasas excepciones) se ha dedicado al choreo sistemático y a la corrupción de todo tipo. Se pierde esa necesaria conexión entre ciudadanos y policía (o Estado) porque no existe en la primera la percepción de que, más allá de lo que digan las leyes, colaborar con la policía o con el Estado redunde en legítimos beneficios o protección para ellos, para los suyos y para su propiedad. O peor, cuando queda la impresión de que si hay alguien a quien protege el Estado es justamente a los que viven de arriba, a los chorros, a los corruptos y a los acomodados.
Cuesta creer en la honestidad del juez de la carrera cuando siempre gana el caballo del comisario y cuando nunca le pasa nada al que jode a los otros competidores.
En fin, eso era todo. Saludos!
PD: Los comments borrados son míos, y los borré por cagadas que se me escaparon durante el posteo... mil disculpas.
Mayor,usté se merece el supremo ascenso,gracias por su claridad!
ReplyDeleteDa pena ver como la "Gran Bretaña" de antaño se ha convertid en la "Pequeña Britania" de hoy. Ni "rule the waves", ni controla sus vecindarios.
ReplyDeleteEl retroceso del derecho de legítima descencia es pasmoso. Me pregunto cuánto duraría una revuelta así en Texas.
Otro aspecto es que el 80% de los atentados del terrorismo islámico en el mundo sale de la, ahora sí, pérfida Albion.
Una decadencia atróz. Da lástima.
Impagables los post y comentarios del Mayor Paine. Yo creo que se viene el merecido ascenso a Coronel. Sin dudas.
Claudio.
Lapsus: Donde dice "legítima descencia" debe entenderse "legítima defensa".
ReplyDelete¡Freud, mío! ¿En qué estaba pensando?
Claudio.