Oct 22, 2011

Cualquiercosismo

Los partidos basados en ideologías duras y puras no son muy exitosos porque en definitiva gana el partido que mejor representa a la mayoría de la gente. Para poder ofrecerle a la gente lo que la gente pide, no se puede basar el partido en una doctrina seria y rígida, sino en vaguedades que no describen principios ni ideas. Hay que basarse en consignas ambiguas y entelequias del estilo "justicia social", "igualdad", "distribución de la riqueza", "redistribución del ingreso", etc... como para que cada quien interprete a su manera y se pueda agrupar a la mayor cantidad de gente posible detrás del partido, aunque piensen totalmente diferente. En este arte de la política sin lugar a dudas el Partido Justicialista es un excelente exponente.

El caso más curioso es el de los 70s, los propios justicialistas formaron (entre muchas otras organizaciones) a la AAA y a Montoneros, ellos mismos ordenaron y firmaron un decreto para "aniquilar" a Montoneros con el ejército. Diez años más tarde, los máximos responsables de ese enfrentamiento habían sido encarcelados pero diez años después los propios justicialistas indultaron a todos, militares y guerrilleros. Luego, diez años más tarde los mismos justicialistas volvieron a encarcelar a los responsables militares, los civiles continúan perdonados. Cualquier persona no justicialista que intente hacer una crítica a lo sucedido, automáticamente pasa a ser un torturador, secuestrador o colaborador.

Esta habilidad del justicialismo para ser el victimario, la víctima, el abogado, el fiscal y el juez, y todo al mismo tiempo, es para aplaudir. O para pensar que la gente es muy estúpida o no le importa nada.

Para no ser menos, en las elecciones de mañana van como oficialismo y como oposición, al mismo tiempo, son el hombre orquesta. Son el bien y el mal, el blanco y el negro, el todo y la nada, la verdad y la mentira.

La práctica de los "ismos" es una de las estrategias más exitosas, empezando por el líder Perón, "el peronismo" es la primer entelequia que vendría a ser un sinónimo de Justicialismo que serían los seguidores del Partido Justicialista. Luego dentro del "peronismo" caben el resto de los "ismos": Cafierismo, Menemismo, Kirchnerismo, Cristinismo, Duhaldismo, Sciolismo. La ventaja de esta estrategia es que cualquier idea o iniciativa cabe dentro del Justicialismo, tanto las privatizaciones del Menemismo como las estatizaciones del Kirchnerismo. De esta forma nadie puede acusar a nadie de no ser parte del Justicialismo, porque el que "vendió el país con las privatizaciones de los 90s" fue el Menemismo y no el Justicialismo.

Un peronista se define políticamente como justicialista y un justicialista como peronista, esa es la idea, no definirse para poder ser cualquier cosa, ser un recipiente sin contenido que se llena con lo que sea necesario en cada oportunidad. Este no es ningún invento argentino, en el mundo se le llama fascismo. El justicialismo le da a la gente lo que la gente pide, es el mejor en eso. El problema no es el justicialismo ni el peronismo, el problema es la gente, los argentinos.

8 comments:

  1. Que buen análisis!

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  2. +10 para Rothbard, muy buena tu descripción de esta religión fascista que nos tienen a todos atrapados.

    Saludos

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  3. Rothbard, ¿cuál es la diferencia entre las ideas y propuestas de los peronistas y las de los radicales, socialistas y demás? Ninguna.

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  4. Acá te dejo el comentario que dejó un anónimo en Todos Gronchos aplica totalmente en todo lo que escribís:

    Mr. Groncho,
    soy un seguidor de tu blog, aunque creo que no posteé nunca.
    Sin embargo, lo leo cada vez que sale algo nuevo; lo espero con ganas.
    Desde que lo descubrí simpaticé con muchas de las cosas que escribiste, pero nunca logré entender con plenitud cómo compatibilizar tus comentarios con tu defensa del “peronismo del Perón”, o como quieras llamarlo.
    Perón era el peronismo, Cámpora era el peronismo, López Rega era el peronismo, Lúder era el peronismo, Herminio Iglesias era el peronismo, Lorenzo Miguel era el peronismo, Menem es el peronismo, Kirchner es el peronismo, Duhalde es el peronismo…
    El peronismo tiene mucho más que las cuatro caras/etapas de Horowitz; el peronismo es algo más –mucho más- que el hecho maldito del país burgués.
    El peronismo es un constructo oportunista, un semema vacío –por citar un concepto del intelectual de cabecera de CFK-: en él, en el peronismo, cada quien pone lo que quiere para darle significado.
    Es el gobierno de los trabajadores, y es el freno de Occidente ante la marea roja en el Sur; es la expresión neoliberal del Consenso de Washington, y es Herminio quemando el cajón; es la juventud maravillosa matando a un jerarca sindical –tan violento como ellos-, y es la impostación defensora de los derechos humanos de un abogado enriquecido con las ejecuciones producto de la 1050.
    El peronismo es eso y mucho más.
    Y salvo cosas iniciales, del “peronismo de Perón”, como dirían ustedes –los peronistas que se reflejan en ese constructo-, algunas de las cuales son rescatables, el resto de lo que expresó y generó el peronismo –esos peronismos- no son más que horrores.
    Horrores que padeció el país, que padecemos todos hoy.
    Leo tus posteos –y los de Relato del presente- y sigo sin entender cómo tipos que parecen tan lúcidos, a la vez se siguen reivindicando peronistas.
    No caigo en la gorilada facilonga de que alguien inteligente y/u honesto no puede ser peronista.
    Me refiero a otra cosa, a algo más profundo.
    Ser peronista, para ustedes, parece ser la expresión de un punto de arraigo, que les permite proyectarse hacia un etéreo y difuso futuro justo, libre y soberano. Es como si necesitaran –y lo digo con total respeto, entiéndanlo, por favor- sustentarse en un pasado mítico para poder mirar para adelante y para criticar el presente.
    Por qué no cortar amarras con ese pasado mítico y animarse a construir sin ataduras, sin referencias que nos anclen en un pasado remoto (absoluta y relativamente remoto, en relación al tiempo y a la situación presente).
    El peronismo es Perón con el “cinco por uno” y la quema de iglesias, y desembocó en la dictadura “Libertadora”.
    El peronismo es López Rega e Isabel y desembocó en el golpe del ’76.
    El peronismo es Menem y su “paternidad de la criatura”, que desembocó en el descalabro del 2001 (con ayuda de la impericia radical y de las hordas fogoneadas por el duhaldismo).
    El peronismo es Kirchner y esta destrucción del contrato social que agudizan cada día.
    Si el peronismo es todo eso, si el peronismo dio lugar (por acción u omisión) a todo eso, entonces, para qué ser reivindicándolo?
    La construcción de un futuro necesita de tipos inteligentes y honestos, con ideas claras acerca de los fundamentos para construir justicia social y reconstruir el entramado social y político.
    Y a eso pueden contribuir en mucho tipos como ustedes, pero para poder hacerlo plenamente es necesario que entiendan que hay que mirar para adelante sin más añoranzas míticas por un pasado idealizado.
    Insisto, todo esto dicho con total respeto y con la admiración de siempre por tu blog.
    Saludos cordiales,


    2 de noviembre de 2010 15:16

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  5. Excelente Rothbard, y es verdad lo que dice Louis, no hay diferencias entre el peronismo, radicalismo, etc,etc.

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  6. Anónimo, ojalá el problema fuera el peronismo y los peronistas. Pero en Argentina son peronistas hasta los que se identifican con el más rancio antiperonismo.

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  7. Siempre me da la impresión de que me obligan a ir a votar para elegir al próximo que nos afane.

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  8. 100 PORCIENTO De acuerdo con el post.
    Etiquetas vacías + Fascismo

    Ese es el pueblo argentino

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