Pero en este caso no me queda claro qué espera del “empresariado” nacional y popular, ¿que sean capaces de defender lo que los argentinos no pueden o no quieren defender con su voto?
Sigan así. Sigan haciendo gala de esa patética manera de relacionarse con el sistema que les da vida y así les irá. ¿Por qué acaso creen que van a poder seguir haciéndose millonarios en un país condenado a la pobreza a la que necesariamente arriban todos los que no defienden la libertad? En esos países, mis queridos empresarios, no hay utilidades, no hay accionistas y tampoco hay empresas. Cuando llegue ese momento ya no solo no tendrán ideas que defender, tampoco tendrán bolsillos, porque con los suyos, se habrá quedado otro.
Son ochenta años de estatismo... no conocen otra cosa, ni les interesa conocerla.
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