Por un lado, el régimen kirchnerista - con el apoyo entusiasta de una mayoría de argentinos – ha convertido al país, como pocas veces en la historia, en una economía prebendaria que vive de los ingresos que generan uno o dos sectores competitivos a nivel internacional.
Y, al mismo tiempo, desde el discurso, pretende que el país se convierta en una potencia certifica – tecnológica.
¿En qué quedamos?
Como de costumbre, las intenciones podrán ser las mejores, pero en economía lo único que interesa son los incentivos que se generan. Desde 2001, Argentina viene cayendo en picada en todas las clasificaciones internacionales que tienen que ver con la educación, la innovación y el desarrollo científico y tecnológico.
Y es lógico que sea así, en una economía rentista no hace falta innovar. En una economía que vive de la expropiación de los ingresos que generan el sector agrícola ganadero en general y el complejo sojero en particular, cuestiones como la productividad, la racionalidad y la asignación eficiente de recursos pasan a tercero o cuarto plano.
¿Cuál es el sentido de dilapidar la plata de los contribuyentes para financiar campañas para repatriar científicos en este contexto? ¿Que se conviertan en ñoquis de lujo?
Por un lado sirven como estandarte, buque insignia del modelo nacional y popular, los ñoquis de lujo como les decís.
ReplyDeletePor el otro tenes un ejército de intelectuales disciplinados y dispuestos a santificar con el aura de la ciencia las teorías políticas que vengan al caso.
El nuevo edificio del Ministerio de Ciencia y no se cuantas otras cosas en Palermo ya tiene los vidrios puestos y estan despejando el obrador, eso quiere decir proxima inauguración. Justo antes de las elecciones. La campaña publicitaria cierra ¿no?
ReplyDeleteSr. oligofrénico rayado impotente para vos, anónimo.
ReplyDeleteEl anónimo éste es un claro exponente de los que celebran la repatriación de cerebros.
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