Si tienen ganas y tiempo, pregunten en sus círculos de parientes, amigos, conocidos, compañeros de trabajo, gente del club, qué opina la clase media de estas cosas, qué sienten y cómo se sienten.
Tengo la sensación de que no son para consumo de los ejércitos de miserables que necesita un plan social para darle de comer a sus hijos.
Están creando una religión.
ReplyDeletePero bueno, somos un país repleto de santuarios de la difunta Correa, del gauchito Gil, de Gilda.
Somos un país místico.
Están creando una religión. Y somos tan ignorantes como para comérnosla con corazoncitos de alcaucil y papas con romero de guarnición.
JL
Sarmiento tenía razón, el problema es cultural.
ReplyDeleteY Alberdi también, alertando sobre el voto de los no instruidos.
ReplyDeleteMe repugna cada vez menos el famoso "fraude patriótico" de antes de la Ley Sáenz Peña. Los hechos lo atestiguan.
JL
JL, estamos hablando de un país en el que el Presidente de la Nación en ejercicio, que acaba de ser reelecto con 54% de los votos, reivindica a la barbarie como una de las cuestiones centrales que definen a la idiosincrasia nacional.
ReplyDeleteVolvieron Rosas y Facundo, Louis. Y no hay ninguna reserva moral a la que acudir. No hay Sarmientos ni Alberdis. La historia se repite, como decía Marx. Y como Marx decía, esta vez como farsa.
ReplyDeleteJL
JL, alguna duda que la ley Saenz Peña fue un error... le faltaba horno a la masa.
ReplyDeleteEl problema no fue el voto universal y secreto sino la incapacidad de la corporación política de generar un sistema en el que, gane quien gane, se mantenga un mínimo de racionalidad en la administración del estado.
ReplyDeleteLouis, coíncido, ya lo decía Popper a eso.
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