Confieso que muchas veces me resulta muy difícil saber si alguien habla en serio o me está tomando el pelo. “Ley de Poe”, que le dicen.
El país 2011 parece haberse quedado estancado en la década del 50 (a veces la del 40). No se trata únicamente de los temas que se debaten sino de los términos en los que se debaten.
La norma parece ser una mezcla increíble de voluntarismo adolescente con mercantilismo desarrollista, al que ya ni los burócratas de la CEPAL deben adherir. Me siento como cuando tenía 10 años, hojeando en la mesa de la cocina los manuales de primaria de los años 50 que tenía mi abuela en la biblioteca. En cualquier momento aparece alguien a decir que la mejor manera de evaluar el desempeño económico del país son las estadísticas de producción de neumáticos, acero y cemento.
¿Se animará alguien a volver con lo de los “términos de intercambio injustos” en plena era de la abundancia financiada con la renta sojera?
En la Argentina 2011 vuelve a haber (o sigue habiendo) millones de personas – incluidos expertos, políticos, sindicalistas, intelectuales y periodistas - convencidos de que existen actividades económicas que son buenas o malas en sí mismas, independientemente de si producen bienes y/o servicios por los que existe una demanda genuina. La industria es buena, la producción agrícola ganadera es mala, los servicios son pésimos (a pesar de que generan la gran mayoría de los puestos de trabajo).
¿Qué pasa por la cabeza de esta gente, no han aprendido nada de los últimos 20 y pico años de historia?
Quiero creer que muchos sí se dan cuenta, pero que aprovechan la lluvia de dólares para a) hacer realidad, por lo menos por un tiempo, sus fantasías hormonales de toda la vida y/o b) hacerse unas diferencias que ni les cuento a costa de los contribuyentes y consumidores del país.
Ayer Jorge Ávila en el programa de TV de Cacha decía más o menos lo mismo, es una mezcla de bronca y resignación por la estupidez de los argentinos de a pie y sobre todo de su dirigencia.
ReplyDelete¿Se puede ver por Internet?
ReplyDeleteEs todo eso y un poco más.
ReplyDeleteCreo que ya lo dije en otra oportunidad, para mí el argentino es haragán y cobarde.
Antes de que se me tiren al pescuezo: Haragán no necesita mayores explicaciones, es sabido que a los argentinos no les gusta hacer sacrificio, levantarse temprano, de laburar en serio ni hablemos, todos -o al menos la gran mayoría- lo que buscan es conseguirse un puestito donde vegetar de 9 a 5 y desde donde currar, ya sea bienes, influencias, guita, you name it.
Y cobarde porque en general el argento no tiene huevos, y no hablo de coraje para hacerse el gallito cuando le rayaron el paragolpes del auto o le miran la minita que lleva del bracete; hablo de huevos para tomar decisiones que modifiquen sustancialmente el derrotero de calamidades que vienen ocurriendo a nivel social, político y económico. El argento elige no elegir, decide no decidir.
Suena a contradicción pero es lo que sucede cuando, ante la posibilidad de cambiar los medios -y los métodos- con el fin de mejorar el futuro o al menos prevenir el daño potencial, se plantan y no hacen nada por corregir el rumbo, dejando que "los políticos", "el estado" o el Padre Oya decida y haga por ellos, así de esta forma se sienten liberados de la responsabilidad de sus acciones -e inacciones- endilgándole el resultado a la suerte, el destino, las diferencias sociales/culturales, etc.
Esa desidia termina irremediablemente en lo que actualmente es la Argentina hoy.
Y al argento todo le chupa un huevo -pardon my French- mientras tenga para el asado del domingo y eventualmente una birra con los amigos.
Sí, lo sube a su página en un par de días.
ReplyDeletehttp://www.tendencias21.net/Las-personas-tienden-a-defender-al-sistema-aunque-sea-injusto-o-corrupto_a9036.html
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