Jan 5, 2012

Durero se amaba


El post de José Luis sobre el "facha" Durero me hizo acordar que este alemán se hizo varios autorretratos que, además de mostrarnos su aspecto, permite ver su evolución artística. El cuadro de arriba lo muestra a los 22 años y es una típica pintura flamenca (el flaco Durero todavía no usaba ruleros) aunque resulta difícil saber si es un tipo o una mina color blanco teta y carente de estas de pecho.

El siguiente es a los 27 años y ya hay influencias italianas. Los que entendemos de estas cosas notamos esas influencias en que se ve que el tipo ya empilchaba mejor e iba al estilista para que le arreglara las mechas. Es probable que se vistiera en Ermenegildo Zegna que también vestía a Leonardo (no se sabe si D. Ermenegildo desvestía a Leonardo). También el color de su cara es italiano ya que ha tomado sol en Capri.

En el último autorretrato, a los 29 años de edad, ya es bien renacentista italiano. Quizás influenciado por el ambiente veneciano, el tipo se cree Jesucristo y se pinta parecido. No, Jesús no se pintaba, digo que Durero se lookeaba estilo Jesucristo aunque no sabemos si para ganar minas o tipos. Hay que acordarse que, en su estadía en Venecia descubrió las estatuas clásicas y se interesó por la perspectiva y las figuras humanas desnudas y sus proporciones... Igual que Leonardo... Hummmm. En fin.

Lo que me parece claro es que Durero se amaba bastante. No, no digo eso, no sean malpensados, digo que se tenía en alta estima a sí mismo.

Casi me olvido de señalar que el primer autorretrao está en el Louvre, el de los 27 años está en el Museo del Prado y el tercero está donde dijo José Luis.

5 comments:

  1. Y así se ahorraba el costo de pagarles a las modelos.

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  2. "Se interesó por la perspectiva y las figuras humanas desnudas y las proporciones de sus miembros"... brazos, piernas, cabezas ¿en que pensaron?

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  3. Don Freeman, no sé como decírselo, pero si se fija bien es Ud. quien agregó "sus miembros" a la oración del post. No escribí eso yo.

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  4. Muchas mentes podridas, impresionante cómo fue cambiando el estilo.

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  5. Buenísimo el post, Enmasca.
    Sabe que en casa éramos clase media que la peleaba. Mis dos viejos laburantes, mi viejo ypefiano, mi vieja docente, autito más o menos nuevo en la puerta (nada de Chevy, Torino o Falcon, un Dodge 1500, pero de máximo 3 años), casita de plan pero agrandada por mi viejo y algún albañil que lo ayudaba, vacaciones todos los veranos en hoteles sindicales o en la casa de mi abuelo en Bahía Blanca. Y libros. Mis viejos compraban libros. Para los hijos, no para ellos. No eran grandes lectores (aunque sí algo). No eran baratos los libros por aquel entonces, pero cada tanto venía Morel, el vendedor de enciclopedias que vendía puerta a puerta, e indefectiblemente nos vendía alguna colección de algo, siempre en cuotas. Una de las colecciones fue una de pintura, con tomos que iban cronológicamente desde la pintura del medioevo hasta la contemporánea. Tendría yo 10-11 años, y me fascinaba todo el tomo del Renacimiento primero, el de Picasso en su período azul y rosa después, y luego las pinturas de Modigliani y De Chirico. Pero con el del Renacimiento, que entre otras cosas mostraba montones de detalles de la Sixtina (recuerdo la Sibila Délfica y su rostro femenino exquisito; la Sibila Pérsica, el severo Jesús del Juicio Final, el pellejo del mismísimo Miguel Ángel contándose él entre los condenados), me acuerdo de ese último autorretrato de Durero que me impresionó bastante. Me impresionó que el tipo parecía un rock star, totalmente contemporáneo. Y el cuadro había sido pintado medio milenio antes. Con esa pintura empecé a vislumbrar bien de chico que posiblemente el hombre, es decir, nuestra especie, había sido casi siempre lo mismo, que nuestras pasiones, miedos, odios, amores, eran más o menos parejos. Después, con otras lecturas, me fui dando cuenta de que era bastante así, de que Shakespeare por algo cruzó los siglos hasta ahora y sigue conmoviendo; de que -con diferencias de costumbres según la época- nuestra naturaleza humana se ha mantenido deliciosamente estable. Somos lo que tenemos grabado en las células. Los amantes siempre buscan la soledad y la desnudez, siempre desconocen la vergüenza mutua. Los adultos de cada generación indefectiblemente declaran que la nueva generación es peor. La envidia, el interés, el honor, el heroísmo, los celos, siempre han estado. El flautista de Jethro Tull y Durero se veían similares hasta en la vestimenta, ergo, el género humano es inmutable. Es genial. Puedo más o menos entender a Miguel Ángel, ponerme en el pellejo de Napoleón o hasta en el del hijo de puta de Robespierre. Mariano Moreno era un joven revolucionario lleno de lecturas e ideales e imperfecciones. San Martín también. Me di cuenta de que la historia como nos la contaron de chico, con gente de bronce y de mármol, no existía, que la historia no tiene prohombres sino hombres que estuvieron antes, tipos como cualquiera en situaciones extraordinarias. Que, como decía sabiamente el hijo de David, "no hay nada nuevo bajo el sol". Y se me ocurrió que todo eso estaba bueno, porque el mundo se me hacía más coherente. No hay ni va a haber un "hombre nuevo" como algunos pretenden. Lo que tenemos es lo que somos y con eso tenemos que manejarnos.

    JL

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