Pero comparado con lo que vino después el Mingo es un estadista:
Tengo la sensación de que no pasará mucho tiempo hasta que quienes quieran captar el voto de la gente deban reconocer que los sufrimientos que están provocando las políticas de los últimos 10 años son mucho más gravosos que los que el poder mediático le sigue atribuyendo a la década del 90. No creo que el viento de cola siga permitiendo al Gobierno tapar los estragos que provocarán las cenizas del volcán que ha comenzado a entrar en erupción. Y se trata de un volcán en la que la presión no podrá atribuirse a la naturaleza por más esfuerzos que hagan los escribas a sueldo de 6, 7 y 8.
Y sí, al lado de éstos sátrapas era un bocho, pero tenía varias obsesiones intervencionistas.
ReplyDeletePeligroso lo del menos malo.
ReplyDeleteAsí es como ganan los que ahora están en el poder.
Anónimo, en un sistema democrático de partidos, en la mayoría de los casos se trata de elegir al menos peor.
ReplyDeleteCavallo habla muy bien cuando está fuera del gobierno, cuando está adentro hace desastres.
ReplyDeleteSe cruzó tres vece en mi vida y las tres me jodió.
Yo no le pongo mi plata a ese pingo, amigo. ¿Qué quiere que le diga?
Muy gatopardo.
El Mingo no es "liberal", es un pragmático, pero para la historia argentina es un Hayek. Con el Mingo no hubo libre comercio, pero la economía estaba tan pero tan cerrada que levantar las prohibiciones y desregular (con aranceles altos) la gente lo vivió como libre comercio. La convertibilidad no fue consistente con el resto de las políticas. En 2001 el Mingo se inmoló, si no se hubiera metido hoy quizá estaría gobernando Sonia Cavallo...
ReplyDeletePodremos criticarle muchas cosas al Mingo, pero este artículo que escribió es realmente excelente.
ReplyDeleteEste fué el comentario que dejé en el blog de Cavallo:
ReplyDelete"Doctor, no puedo estar más que de acuerdo. En estos últimos años hubo una tergiversación de lo ocurrido en la década de los 90 que, aún cuando estaba lejos de ser 100% liberal dicho período, fué una extraordinaria oportunidad para que Argentina salte hacia el desarrollo que se podría haber conseguido en la década siguiente. Lamentablemente tengo que comprobar en carne propia y siendo yo un joven de 27 años como los billetes que tenemos en la mano valen cada vez menos, mientras productos de los más insignificantes aumentan día a día. A mí no me lo tienen que contar, yo lo viví: durante los años en los que había estabilidad de precios, un producto costaba hoy lo mismo que ayer.
Respecto al hecho de que acceder a una vivienda es prácticamente imposible para muchas personas de mi edad es totalmente cierto: a modo de ejemplo, una amiga mía y un matrimonio amigo mío que trabajan antes que yo, no pueden comprarse ni siquiera un mísero rancho. Entonces, a muchos otros jóvenes no les queda otra que gastar y gastar, en una especie de “consumo por resignación” según lo dicho por Roberto Cachanosky en una de sus columnas. Y es totalmente cierto.
El otro gran tema es que una gran parte del electorado decidió seguir por este camino de atrazo, pobreza y rencor. Entonces, el futuro no lo veo prometedor, a no ser que finalmente este país se estrelle definitivamente contra la pared y aprenda de una buena vez que nada es gratis en la vida, todo se paga.
Más aún, los países vecinos al nuestro en su mayoría van por el camino correcto y nosotros involucionamos. Que alguien me diga, a modo de ejemplo, ahora cuánto ocupa ahora el PBI argentino en relación al de Brasil y cómo era esa relación en los “malditos 90″."
Andrés