Feb 9, 2012
Consternado
Sabemos de la inseguridad, que cada vez es mayor, en nuestra bendita ciudad de Buenos Aires. Hay que cuidarse de arrebatos, “descuidistas”, pero de asesinos que impunemente pululan la ciudad no...
Esta vez fue un reportero gráfico francés, de una agencia de ese país, estaba en la Argentina recorriendo el sur, tomando fotos de paisajes. Hoy a la tarde debía partir hacia Brasil, por eso bien temprano se fue hasta la Plaza San Martín, en donde se encuentra el Monumento a los Caídos en Malvinas. Fue a sacar sus últimas fotos en Buenos Aires, estaba hospedado en un hotel a escasas 5 cuadras de allí. Por querer robarle su equipo y mochila le aplicaron varias puñaladas en el pecho, muriendo en el lugar.
Es muy fuerte y estamos muy tristes e impotentes porque cada vez son más frecuentes los robos. Eso sí, para el Gobierno sigue siendo "una sensación de inseguridad", son los medios los que la generan.
Adiós Laurent Schwebel.
El Gran Alberto
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No hay que estar triste, hay que estar ARMADO. Y cuando un asesino te amenaza, o si ya apuñaló a otro delante tuyo, se le mete una bala en la cabeza.
ReplyDeleteY cuando venga un abogado de izquierdos humanos a intimarte por eso, otra bala.
Y si viene con "la fuerza pública", lo lamento, pero también otra bala; porque si la policía está para cuidar a los delincuentes, entonces está contra nosotros.
"Estuvo cerca de tiburones y hasta en Libia, ¿Y muere en Bs. As.?"
ReplyDeleteKlaus, Sorry pero te corrijo: "Izquierdos INHUMANOS"
ReplyDeleteAl fondo de la última imagen se ve una pared llena de nombres. Nombres de personas que, por razones completamente equívocas, en un época particularmente ilógica, dieron la vida en las lomas del orto por un constructo inexplicable llamado patria.
ReplyDeleteLa muerte de esos hombres precipitó una serie de acontecimientos que, peronismo mediante, devino con el tiempo en la transformación de esa patria en algo que la foto no podría explicar con mayor vehemencia. Algo incluso más bestial, ilógico, inexplicable y violento que la patria de aquellos años. Una disputa por la soberanía sobre un bien material, "resuelta" mediante la aplicación de una violencia ilegal y antihumana que no puede dejar de causarnos repulsión. Dos, disputas...
La sangre derramada en un hecho delicitivo rinde tributo a la sangre derramada en otro hecho delictivo, con un abismo de distancia que separa ambas realidades, el realismo mágico queda pareciendo literatura de autoayuda contrastado con esta realidad.
Puntos de coincidencia: Ambas aventuras, la del delincuente de uniforme que sacrifica vidas de otros en aras de su gloria personal, y la del delincuente urbano que sacrifica vidas de otros en aras de su gloria personal, se vieron facilitadas por la concepción sobre la vida humana que tiene un grupo de personas, ayer falsos opositores colaboracionistas con la delincuencia de la dictadura, hoy falsos demócratas colaboracionistas con la delincuencia de la marginalidad, ayer y hoy muy preocupados de propiciar la delincuencia en tanto alimenta sus privilegios.
A Laurent Schwebel no lo mató un delincuente, lo mató la argentinidad al palo. Lo mató Garré, lo mató Zaffaroni, lo mató el montonerismo, lo mató el garantismo, lo mató la villa.
Podemos balear al autor material en la cabeza, como por ahí he leído, pero eso sólo abre una vacante que bien pronto será llenada por el próximo "agente de distribución de la riqueza por otros medios" que geere el estado social que ha votado la mayoría.
Saludos.