La verdadera solución es la siguiente fórmula. Las nuevas naciones no son una manada de lobos, prontos a despedazarse entre sí, sino gobiernos hermanos. Por lo tanto, el principio de equidad indica que un territorio limítrofe pertenecerá a aquel de los dos estados a quien aproveche su ocupación, sin dañar ni menoscabar los intereses del otro.
Sobre la soberanía en general.
Epa.
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