Eso de que en economía se puede hacer todo menos dejar de pagar las consecuencias.
El problema son los tiempos.
El enorme atractivo de las políticas populistas tiene que ver con el hecho de que los “beneficios” son inmediatos y los costos recién aparecen cuando los que las implementaron ya dejaron el poder, y siempre es posible atribuírselos a las políticas no populistas.
En su atractivo está su perdición: las políticas populistas crean dependencia, la dependencia se traduce en votos, los votos van a aquel que les garantice la permanencia de las políticas populistas, tarde o temprano la $$$$ se acaba, y sólo los tontos no saben bajarse de poder a tiempo.
ReplyDeleteComo Cristina.
Las políticas populistas crean liderazgos carismáticos, los líderes carismáticos se creen ireemplazables, y solo los tontos se creen inmortales.
Como Chávez.
El populismo no tiene la intención de sacar a la gente de la pobreza sino de comprar su voto con clientelismo.
ReplyDeleteQué fácil es caer en un círculo vicioso, y qué difícil es mantener uno virtuoso, ¿no?
ReplyDeleteLa característica del logro de un estado de civilización es la de posponer una satisfacción inmediata en función de un objetivo superior; esfuerzo que nos hace humanos, que nos saca del círculo de la animalidad.
Lo paradójico es ¿también se puede ser feliz viviendo dentro de ese círculo bárbaro? Sí, una felicidad atávica en todo caso, que puede trocar en tragedia de un momento a otro, pero que existe y se constata en el sorprendente grado de orgullosa identificación que tienen por ejemplo los villeros con su propia villa. Una malsana identificación que los hace irrecuperables. Y no son sólo ellos los que tienen la exclusividad: no quedan ya estratos sociales que no reproduzcan, cada uno a su modo, esa ombliguista y engreída caracterización de atroz felicidad inmediata.
Habrá (porque siempre hay excepciones individuales) quien tenga el proyecto y la voluntad de superar su situación, pero el conjunto nos muestra patéticamente esa imposibilidad. Caldo de cultivo perfecto para cualquier plan populista.
Gus VF
"En una famosa investigación realizada hace ya casi 40 años, el psicólogo de la Universidad de Stanford Walter Mischel midió la capacidad de un grupo de niños de autocontrolarse y demorar la gratificación en pos de una recompensa ulterior. En el experimento, conocido como el “Marshmallow experiment”, él ofrecía a los niños un malvavisco, pero prometía entregar un segundo si ellos esperaban 15 minutos sin comer el primero.
ReplyDeleteLas conclusiones del experimento fueron muy interesantes: muy pocos niños sucumbían a la tentación de manera inmediata. La mayoría hacía un intento por esperar y obtener el segundo. Pero solo un tercio lograba llegar al límite de 15 minutos
Lo más llamativo, de todos modos, llegó años después de manera inesperada. Investigaciones posteriores sobre los niños que habían sido parte del experimento original demostraron una fuerte correlación entre la capacidad de esperar y demorar la gratificación y el rendimiento posterior en el plano académico y profesional."
Del Blog de Santiago Bilinkis, Riesgo y Recompensa.
Cualquier semejanza con la gratificación inmediata de la sociedad argentina y sus resultados, "en el plano académico y profesional", NO es mera coincidencia.
Saludos, Martín.
Gracias Martín por la corroboración
ReplyDeletecientífica!
Lo mío no es más que calle-ciencia!
Gus VF