En la última semana el gobierno ha trasparentado su voluntad -que pronto tendrá sanción parlamentaria- de convertir al Banco Central en una caja para financiar sus actividades. Con estos nuevos recursos -que no son pocos-y la tonelada de soja a U$ 500 ó más, no tendrá inconvenientes mayores a los efectos de capear el temporal del ajuste.
Ir por todo requiere tres condiciones imprescindibles, sin las cuales la empresa sería una utopía: la capacidad de ejercer el poder discrecionalmente; una sociedad mansa, acostumbrada a obedecer en tanto y en cuanto la víscera más sensible -el bolsillo, según Juan Domingo Perón- no padezca necesidad; y una caja abultada. Por ahora el kirchnerismo está sobrado de esas condiciones.
Hace tan solo tres meses estaban llorando por una soja a 38o, cualquier cosa puede pasar.
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