Excelente (y personalmente para mí, inspirador) comentario de Gabbe en este post, contando su transfiguración de inconciente colectivo a conciente individual, y de cómo una vez que te parás en un lado más racional, la idiosincracia estándar argenta se ve endemoniadamente irracional.
Repito su pregunta: ¿a alguien le pasó algo parecido? Y agrego: ¿alguien puede reconocer los hitos del viaje ese, que en Gabbe fue tan gradual que en retrospectiva no puede identificar un cuándo para su cambio?
No se si aporto algo con mi experiencia, porque realmente no sabría decir que fue lo que me hizo empezar a dudar o cambiar mi forma de pensar.
Ponganle que yo a los 15 años aprox. viví lo del 2001, cuando tenía menos idea política que nada. En ese momento vaya saber uno porque medios, ya que mis viejos nunca me inculcaron ninguna creencia política (ni peronistas, ni radicales, ni nada en especial son), creía que la izquierda era "buena", la derecha "mala", el centro "ni fu-ni fa". Que el Neoliberalismo era el causante de todo, que la industria nacional debía ser defendida, que las importaciones eran malas (capitalismo malo malo) etc, etc... Creo yo, el pensamiento de muchos de mi edad (y de ahora también).
Como no cambié ideológicamente de un día para el otro, hasta el año 2005-2006 pensaba que el gobierno hacía las cosas bien (o no tan mal), que estaba todo tránquilo, que los de las AFJP estuvo bien, y así con muchas propuestas.
Recién en esos tiempos y muy de a poco realmente, empece a ver un poco del liberalismo, capitalismo, lo que propone la izquierda, la derecha (estas dos estan a la vuelta de la esquina cada una entre sí) y me di cuenta lo que ustedes mencionan constantemente... la receta siempre es la misma, lo demás es una realidad ficticia... si nos va mal es por los malos de los políticos.
No puedo decir ahora que tengo una postura política definida más que decir que estoy a favor de manejar lo más posible mi vida (responsabilidades) y ser libre como consecuencia de eso sin molestar al prójimo.
Volviendo al hilo principal de lo que quiero decir, es que siendo hijo de clase media sin ventajas ni desventajas claras, fuí capaz de darme cuenta de estas cosas y hoy en día en muchos amigos me veo a mi mismo hace unos años defendiendo lo indefendible. ¿Qué fue lo que escuche o lo que viví para cambiar? No lo se, ojalá pudiera darme cuenta para saber como empezó y poder transmitirle esto (sin forzar a nadie) a otras personas para que tomen sus conclusiones. No se, ¿a alguien le sucedió algo parecido?
Yo tuve que aguantarme compañeros de colegio y universidad con ideas bastante estúpidas (de izquierda) para ahora a los 45 escucharlos decir las mismas ideas que yo siempre tuve. Yo siempre fui liberal. ¿Porque hay gente a la que le lleva 30 años darse cuenta? No sé.
ReplyDeleteJuancho, como se suele decir, el problema no es ser socialista a los 20 sino seguir siéndolo a los 40.
DeleteVengo de familia liberal, de todos modos antes era bastante estatista en comparación a lo que soy ahora, nunca me inculcaron el liberalismo como un "deber ser" pero evidentemente lo absorbí desde chico, pero lo que para mi fue una revelación, es que muchas de las nociones que prácticamente vienen desde que nacemos, como la noción de que lo tuyo es tuyo, que procurar el propio bienestar esta bien siempre y cuando no sea a costa de otro, cosas que hoy me parecen obvias fueron sistemáticamente atacadas y cuestionadas por el sistema perverso de adoctrinamiento al que llaman "educación" plagado de ideas liberticidas, de altruismo compulsivo, de culpa por el bienestar propio, de la moral del autosacrificio, leer a Rand fue realmente como romper una cadena mental a la que estaba sujeto.
ReplyDeleteComparto.
DeleteEspero que sea corto el relato.
ReplyDeleteDe joven me sentí romanticamente atraído por la izquierda y como dice Martín, por su aparente altruismo.
Pero de chico fuí siempre medio jodido, me gustaba discutir con todos y para eso me instruía y escuchaba. De religión allá en mi adolescencia, de política, sociología, etc. Hasta que zurdos y no tanto me curaron y empecé a fundamentar mis opiniones.
El tema es el siguiente, si uno no tiene orientación, tiempo (por el laburo y responsabilidades) pero tiene un espíritu crítico es difícil en parte encontrar algún camino hacia la libertad (ya me parezco a Sartre, shit).
Que contradicción, no? Sartre y la libertad.
Bueno, la cosa que como en Kill Bill, los caminos fueron intrincados y fue difícil hasta ya avanzada mi edad descubrir cosas obvias que estaban dentro de mi identidad, como ser algo tan simple y esencial como la libertad de hacer lo que se me plazca mientras no joda a nadie directa o indirectamente.
Mis primeras lecturas filosóficas derivaron de Sebrelli que estaba renunciando al existencialismo, un desastre para mí.
Gracias a tener una amiga Prof de historia con la que debatíamos cuestione políticas y su vínculo con las FFAA, comencé a ver las cosas de otra manera.
Otros amigos defensores de la propiedad, que justamente salen a tirar de vez en cuando me mostraron otra cara.
Provengo de familia humilde, pero gracias a la formación científica (matemáticas y física) pude tarde darme cuenta de realidades económicas tan simples que me dio bronca no haberlas pensado antes.
En ese camino, obvio Ayn Rand y demás.
Como me bautizó alguna vez creo Louis, soy un ex Lefty, hace ya años creo. Como pasa el tiempo.
También comparto.
DeleteEn mi caso, mi familia es mayormente no interesada en política. Apenas mi viejo un poco, pero nada que ver con el liberalismo. Es de ideas socialdemócratas, admirador de Alfonsín padre y votante siempre del radicalismo. O sea, por el lado familiar tuve cero influencia liberal. Hasta los 30 años no me interesaba la política ni tenía una ideología definida, aunque siempre tuve un razonamiento tirando a liberal, principalmente en lo económico. Recién aproximadamente a los 30 años (hace apenas cinco), y gracias a internet y a la realidad argenta, empecé a interesarme en política y a descubrir el liberalismo. Comencé con ideas liberal/conservadoras y paulatinamente fui mutando hacia un liberalismo "full full", proceso que aún sigue en marcha.
ReplyDeleteVan a pensar que no tiene nada que ver pero sí tiene mucho que ver: a los 6 años me maravilló (pero a nivel de parecerme casi mágico) el hecho de que 2x3 fuera igual a 3x2, de que 3x5 fuera igual que 5x3. Había un orden no evidente en eso (a los ojos de un nene de 6 años), una armonía extraña en ese cambio de los factores que mantenía el resultado. A los 14 me sabía las ecuaciones de la contracción de Lorentz y otras referentes a la relatividad que me fascinaba: si dos autos a 100 km/h chocaban de frente, el choque NO ERA a 200 km/h como decía Newton sino a un pelín menos, otra muestra, un poco más compleja, de un orden no evidente. A los 16 recuerdo que llevaba en el bolsillo del blazer del colegio un papelito con la demostración de la fórmula de Bascara para resolver ecuaciones cuadráticas, había quedado fascinado con la elegancia de esa demostración. Y a los 19, el Gallego, mi amigo del alma me mostró un librito de la UCD sobre la inflación: si tenés un país con 3 pollos y 3 pesos, cada pollo sale un peso. Si de pronto imprimís 3 pesos más pero seguís teniendo 3 pollos, pues cada pollo sale 2 pesos. Claridad absoluta. Orden no evidente para una pobre cabeza bombardeada por mensajes de que la inflación la hacían los especuladores, los empresarios, los comerciantes o cualquier otro culpable de turno, y no la maquinita. Y después vi que el liberalismo en sí implica más de lo mismo, pero ya sin ecuaciones por la complejidad del sistema y la cantidad de sus variables: de nuevo el orden no evidente, delicado, seguro que imperfecto (pero por lejos el menos malo de las alternativas), de las voluntades individuales que automáticamente regulan y retroalimentan el sistema. El appeal que para mí tienen las ideas liberales va más allá de la cuestión racional de que funciona: es más que nada la elegancia de cómo lo hace.
ReplyDeleteJL
Me acuerdo del ejemplo de los pollos. También otro con "10 tomates" que contaba José Benegas hace menos de 10 años.
DeleteYo empecé a implementar con éxito -que aún tengo que pulir- uno con caramelos "palitos de la selva" y mi hijo de 8 lo entendió: primero convenimos un valor de 5 "palitos" por algo que él me daría a cambio. Después le dije que abría los 5 palitos, los cortaba al medio, tomaba también 5 papelitos ya vacíos y los cargaba con las mitades cortadas y los armaba de nuevo; cuando le pregunté cuánto me cobraría por el intercambio me dijo "10 palitos".
(Esto vino a cuento que antes me habia preguntado, mirando unos billetes que yo había dejado, "cómo sabés si un billete es falso?" y le contesté: "fácil: todos son falsos" :)
Lindo el comentario de Gabbe. Yo siempre fui liberal (creo), en el colegio me decían que era medio progre pero en realidad era por contraste, la media era conserva-nacionalista, tirando a fachos. Tengo que aceptar que en algún momento, y en casos puntuales, caí en el ilusionismo de la "sanata buenista" mas que nada participando en tareas comunitarias y todo eso. Con el tiempo la lectura me fue afirmando y ordenando un poco mas las ideas, nunca nada muy revelador, pero puesto de una manera simple y en alto contraste, si uno tiene la honestidad suficiente, es imposible no estar de acuerdo con el liberalismo. Hay que tener una buena cuota de coraje para ser liberal.
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ReplyDeleteAlgo yo conté por acá en el post de presentación...
ReplyDeletePrimera etapa de mi vida estudiante de Ingeniería aeronáutica hasta la muerte de mi viejo, mecánico de autos desde niño, porque en esa época se honraba trabajar desde los 10 años. Mi viejo siempre emprendedor y autónomo, pero el verso peronista, al cual adhería lo hizo caer en todas y cada una de las crisis económicas, muriendo casi en la pobreza, en ese contexto, tomé el mando como hijo único de sus negocios mas que fundidos, me llovieron varios juicios laborales de los empleados de mi padre, hasta que un día, harto de los abogados, me juré a mi mismo que el siguiente juicio laboral me hacía abogado. En el CBC había una economista que era empleada del Ministerio de Economía y fervorosa admiradora del Plan Fenix, cometió el error de intentar explicar con ejes cartesianos todas las escuelas económicas, yo que venia de 3 niveles de Análisis Matemático la di vuelta como una media y ahí la cosa no me cerraba ni a palos. En primer año de Derecho tuve el honor de conocer la cátedra Martín Krausse de escuela Austríaca de economía, muy pocos alumnos inscriptos, la aprobé con 10 y de ahí en adelante toda la Libertad que ya conocía como emprendedor se extendió a la economía. Les juro que es como los que dicen que “vieron la luz” o que conocieron a Dios, (jejej que ironía) , eso si, he tenido que tirar por la borda miles de preconceptos y los sigo tirando todos los días, todo se ve muy claro, duele, pero también me ayuda a sobrevivir, ya que en Argentina no alcanza con ser honesto y trabajador, hay que ser una gran economista además.
Gente, me parece un despelote el feedback de este post. Ojalá se siga comentando. Muchísimas historias interesantísimas. Y se ve una cuasiconstante: el entorno populista / estatista en el que casi todos estuvieron y contra el cual se tuvo que pelear. Nunca me había quedado tan clara la fuerza del entorno para moldear las ideas de la mayoría. Son relativamente pocos los que salen del marasmo.
ReplyDeleteJL
No me esperaba tanto revuelo!, gracias igualmente por darle un poco de espacio a mis dudas!... Buenísimo poder escuchar historias como éstas y conocer como fue en cada caso. Desde yá que no hay un patrón para salir de la podredumbre mental del colectivismo pero queda claro que en los casos en donde se nació en un entorno populista-colectivista (no necesariamente impuesto por la familia) a veces uno se termina revelando y dudándo de lo establecido como "normal" en la historia del país. Habrá gente que se revelará y saltará de izquierda a derecha o de conservador a progresista sin dudas... pero me alegro que en mí caso haya sido para la libertad. Es alentador ver que se puede salir por si solo del barro. Lo que no es alentador es que no se la mayoría la que es capaz de pensar y razonar lo básico, aunque si fuera así, otra sería la historia.
ReplyDeleteAporto mi historia personal. Nací en 1974. Hijo de médicos, nieto de médicos, sobrino de médicos. Educación primaria privada fundada por la hija de Frondizi. Secundario mixto privado-estatal (ILSE-UBA), rodeado de buenistas, progres, marxistas y peronistas. Mi familia fue siempre profundamente anti-populista. De chico recuerdo a mi viejo siempre protestando por el gasto público. Solía decir algo que yo no comprendía: que los radicales, peronistas y militares eran todos iguales, que eran empleados públicos. De adolescente fui liberal culposo (simpatizaba, en secreto, con la UCD). Cuando asumió Menem yo tenía 15 años y la inflación me afectaba directamente: el bondi, el subte, y la Coca y el alfajor que consumía en el colegio, aumentaban todos los días. Era una locura. No entendía cómo podía ser que eligiéramos vivir de ese modo. Simpaticé con las primeras medidas de Menem, también en secreto porque mis amigos me hubieran odiado. ¿Recuerdan la "Plaza del No"? Bueno, el ILSE queda ahí en Libertad y Lavalle: en lugar de entrar (yo iba turno tarde) nos fuimos a protestar a la Plaza... la cosa es que una semana después vino la "Plaza del Sí" ..¡y yo fui también! ¡¡JAJAJAJA!! Sí, critiqué a Menem por temor a mis amigos y después lo apoyé. Tremendo. La cosa es que ahora tengo mucho menos amigos que antes, pero me importa un rábano. Soy liberal y tengo aguante, ¡eh!. ¿Qué más? Ah, sí, soy de Huracán, mi héroe de la ficción favorito es Holden Caulfield, mi cómico favorito es Seinfeld, mis historiadores por excelencia, Félix Luna y Cornelius Ryan, mi estadista de cabecera, sin dudas, Churchill y mis políticos argentinos de todos los tiempos, Alberdi, Roca, Alvear y Frondizi...qué mezcla, ¿no?...bueno, gracias. Un saludito a todos los que nos están viendo. Nico
ReplyDeleteLo tenía separado para postearlo.
ReplyDeleteNací a comienzos de los 50. Mi niñez y adolescencia se desarrollo viendo golpes de Estado, breves interregnos civiles, y finalmente , ya en la Universidad, la violencia de los años 70, por lo que mi mayor deseo fue a partir de esa época, que nos aferraramos a la Constitución, a la seguridad jurídica, al Estado de Derecho.
ReplyDeleteComo muchos, supongo, voté en 1983 a Alfonsín, pensando que llevaría a la práctica esos ideales.
Siempre odié el peronismo y por supuesto jamás lo voté.
Papá tenia ideas liberales, de la onda de Alvaro Alsogaray.
Nunca tuve ideas de izquierda, aunque si pensaba, hace muchos años, en políticas de tipo keynesiano.
Lo que más ayudó a mi formación, fue viajar, conocer otros países y economías, pero especialmente aquellos donde regía la economía de mercado.
Avanzados los 80, viajé seguido a Chile, y fui viendo, con mucho interés y curiosidad, lo que allí se había desarrollado e iba creciendo, libertad económica, economía libre, abastecimiento de productos de todo el mundo, privatizaciones, mentalidad en la gente de competir y progresar.
Confieso que en 1989 voté a Angeloz, pensando que encarnaba esas ideas en Argentina.
Por esa época comencé a viajar a Estados Unidos y ahí afiancé lo que había observado y ya pensaba, dándome cuenta que en Argentina se hablaba de cosas que estaban descolgadas del mundo.
Contrastante fue conocer también en esos años, países de Europa, por primera vez.
Me chocó la mentalidad estatista, nacionalista, que vi en algunos, como Francia, y en otros, la falta de mentalidad competitiva, de brindar mejores servicios, de progresar, que si habia visto en EEUU. Mucha burocracia, Estado de Bienestar, vivir de las glorias pasadas, sin que uno apreciara mentalidad de progreso en la generación actual.
Menem, como peronista y populista no me gustó, y veía que las cosas que se hacian, que formalmente eran lo que yo quería, se hacían mal (privatizaciones corruptas, falta de control, etc).
Pero pensé que el rumbo estaba bien y que más adelante se emprolijaría.
A veces tuve la preocupación que por haberse hecho mal las cosas, pudiera luego venir un péndulo, como era habitual en Argentina, que volviera con las viejas ideas. Pero jamás imaginé, como supongo que les pasó a ustedes, que se destruyera absolutamente, se demoliera todo, y , encima, el pueblo, que parecía estar contento con los cambios de los 90, aceptara este regreso a aquello que existió hace décadas.
Actualmente no tengo ninguna esperanza de ver algo diferente en Argentina, en los próximos años.
Y
Es importante la deriva de izquierda a derecha que se dió en algunas personas significativas (Octavio Paz, Vargas-Llosa) en Latinoamérica. Y también en grupos de intelectuales y gente de la cultura en España (pienso principalmente en el grupo que actualmente está en Libertad Digital).
ReplyDeleteTodas esa gente pasó por un proceso de "conversión" muy duro y largo. Sobre todo: duro y largo -hablo de una década. Con un trabajo interior sobre el propio carácter, la propia visión del mundo muy fuerte. También el proceso fue soterrado: no se estaba pensando en eso todo el tiempo, pero eso los trabajaba inconscientemente todo el tiempo. Hasta que un día las cosas se forman. Ahí empieza lo peor: se pierden hasta amistades personales, incluso se ha llegado a divorcios.
Pienso en mi estimado Horacio Vázquez-Rial. Pasó desde el ERP a la izquierda democrática, a liberal-conservador en tres décadas. El último movimiento lo hizo después del 11-S. Tiene como padrino de una de sus hijas a alguien del gobierno cubano. Una amistad de años. El tipo no volvió a hablarle ni verlo nunca más. Como siempre el tolerante es el liberal, el de izquierda es el que segrega.
Me parece muy valiosa esa gente.
Muchas veces hablamos acá de la gente de izquierda que no da el paso. Sarlo, Caparrós, etc. Gente que, habiendo visto las cosas, se empeña en permanecer como de izquierda. Critican "hasta ahí", insisten con las ideas. No renuncian a su ideario aunque hayan descubierto los errores.
Se niegan a reciclarse y permanecen como residuos. Residuos de la izquierda, les llamo yo.
No dan el paso de renunciar a su imaginario. Si lo hiciesen todo su mundo se vendría abajo, interior y exteriormente. Inclusive sus ingresos estarían puestos en riesgo.
De ahí el valor que uno le da a un tipo como Sebreli -o incluso Tomás Abraham, que permanece más tapado, pero ha tenido opiniones muy fuertes contra la izquierda y el progresismo.
Gente que se posicionó y actúa desde el liberalismo, claramente.
A mi me asombra ver, ahora, -lo que yo llamo- "liberales puros": gente que nace liberal. Son, en general gente muy joven, producto de un país distinto.
Creo que los liberales puros no están vacunados contra el pensamiento izquierdista y progre. Y pueden caer en sus trampas sin siquiera darse cuenta.
Creo que el camino de la libertad es eso. No una situación, sino un camino, algo que uno va recorriendo. Incluso con extravíos. Y que siempre le impone trabajo y transformaciones internas.
No creo en los tipos que me dicen que sostienen su libertad fácilmente, sin ninguna dificultad interna, ni externa.
Creo en los que sostienen una tensión, incluso una lucha, interna y con el medio casi constante. El resto es agua tibia.
Da par mucho más. Es todo por hoy.
Muy bueno, DF. Tema muy interesante.
DeleteNo recuerdo haber hecho metamorfosis. Sospecho que me marcó mucho más mi pasión por la historia argentina y por la británica del siglo XVIII y XIX que las influencias del entorno, a las que me adapté para no herir susceptibilidades. Claro que soy un producto de la tan mentada democracia (nací en los 80) y parte de mi infancia tiene que ver con los nefastos 90, así que saquen sus conclusiones...
ReplyDeleteComunismo por parte de pare, radichetismo por parte de mare, ambos sufrientes de las tiranías peronistas, por lo que heredé un gorilismo esencial. Nunca participé en política, y eso en su momento me mantuvo en un limbo alejado de las salvajes luchas setentistas, a las que siempre juzgué crueles patologías sociales, cuyos bandos estaban cortados por la misma violenta tijera.
ReplyDeleteDesde aquellas épocas, en mi mundito rockero vanguardista y saboteador de convenciones estéticas, medio hippie, empecé a vislumbrar el valor de un contexto de libertad, aunque nada supiera de liberalismo. No me hicieron liberal los libros: además de nutrirme a través del propio ejercicio libre y creativo de la música, comprendí muchas cosas de la economía real y de sus leyes inexorables mientras manejé por 25 años un comercio familiar. Los libros, internet a partir del ’94, más la costumbre de leer La Prensa o La Nación más bien vinieron a poner en palabras lo que fui experimentando a través de la vida.
Por supuesto pasé por mis etapas buenistas, sobre todo por el medio social en que me manejaba, pero recuerdo a mediados de los `80 estar tocando en un festival al aire libre organizado por una municipalidad, y aunque cobrábamos moneditas por tocarles a unas 300/400 personas, desde el escenario veía pasar a lo lejos miles y miles de automóviles y peatones y me preguntaba: ¿por qué toda esa gente que pasaba indiferente o ignorándonos, a los que probablemente les desagradara lo que hacíamos (y hacían bien…) tenía que pagarme a mí y a mis compañeros y a las otras bandas y a toda la numerosa organización? Empecé a sentir que era dinero sucio (aah… pichón de liberal!).
Celebré el nacimiento de la UCD, sobre todo la línea de Federico Clérici, pero salí huyendo no bien Alsogaray tranzó con Menem. Mi vieja máxima de que todo lo que toca el peronismo termina prostituido me dio la razón después. Había encontrado en las ideas liberales la única forma de rebatir con fundamento cualquier argumentación peronista, (desde el socialismo es imposible hacerlo) y no toleré esa contradicción, por más que se excusaran en el pragmatismo.
Si bien no he viajado mucho (sólo un viaje a Europa) mantuve intensa correspondencia con amigos/conocidos desde 1979, a partir del primero que emigró, por lo que siempre estuve al tanto de lo que sucedía en el mundo, sacándome de la cerrazón mental e ideológica argenta.
Y aquí me tienen, ideológicamente solo como loco malo, ‘charlando un yatito, eh?... con lo muchacho del EOC’.
Gus VF
Gran historia, Gus.
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