Los controles de precios generan escasez. Siempre. En todos lados.
¿Los productores de energía argentinos, que hasta la devaluación de enero de 2002 la exportaban, sufrieron un proceso de reducción de masa encefálica a partir de esa fecha que les hizo perder considerable capacidad de gestión para la actividad?
Por supuesto que no.
¿Qué pasó?
Cambiaron los incentivos.
A partir de la devaluación de 2002, el estado/gobierno empezó a intervenir crecientemente en el sector de la energía, con precios máximos, trabas a la importación y demás.
Incentivos al sobreconsumo, desincentivos a la producción. Resultado: desabastecimiento.
No hace falta apelar a complots ni ecuaciones de suma cero para explicarlo:
El problema de estos años no ha sido YPF, o en todo caso, ha sido YPF inserta en una política energética desastrosa. Sin un cambio profundo de esa política, la expropiación de YPF es sólo un muy mal negocio. Y con el cambio, esa expropiación es, desde todo punto de vista, innecesaria.
Le amputaron un dedo al camello
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