(Recibido por mail)
Un señor y una señora que no se conocían, coincidieron en el mismo camarote de un tren.
Después de lo embarazoso de la situación inicial, ambos se acostaron, el señor en la litera superior y la señora en la inferior.
A medianoche, el señor se asoma, despierta a la señora y le dice:
“Perdone que la moleste, pero tengo mucho frío. ¿No me alcanzaría otra colcha?”
La señora se asoma también y con un guiño le contesta:
“Se me ocurre algo mejor, tan sólo por esta noche, hagamos de cuenta que estamos casados”.
El señor, encantado, dice:
“¡Pero por supuesto, fantástico!”
Entonces la señora le dice:
“¡Buscala vos, pelotudo! ¿Para eso me despiertas?"
Pequeñas delicias de la vida conyugal...
ReplyDeletejejeje excellent
ReplyDelete¡Muy bueno! ¿Alguna de las opinadoras se siente identificada?
ReplyDeleteNo, el muy cretino no siente el frío. En el hipotético caso de que viaje en camarote con desconocidas y las moleste a mitad de la noche: les cuento, señoras, que tengo dos cuñadas. A cuyas colchas lo pueden mandar en el acto, y sin cambiar de andén. Eaeapepé!
DeleteMe hiciste reir.
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